E3: ENERGÍA, ECOLOGÍA, ECONOMÍA
01.10.2025
Era el año 2022 y el mundo apenas se reponía de la pandemia. Aunque durante más de dos décadas casi todos nuestros dispositivos electrónicos habían funcionado con baterías de iones de litio, muy pocas personas fuera de los círculos científicos y tecnológicos conocían a fondo el tercer elemento de la tabla periódica.
Todo cambió una mañana de abril. En su conferencia de prensa matutina, el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador declaró que el litio se reservaría «para beneficio exclusivo del pueblo de México». Poco después, firmó un decreto que reformaba la Ley Minera en ese sentido. De la noche a la mañana, el litio se coronó como «el nuevo petróleo», trazando un paralelismo histórico con la expropiación petrolera de Lázaro Cárdenas en 1938.
En los meses siguientes, el término resonó en boca de políticos, académicos y periodistas -muchos de ellos ajenos a la complejidad de la minería-, que lo presentaron como la llave para una era de riqueza y prosperidad en la transición hacia las «energías limpias». Pero, ¿qué pasó después?, ¿dónde nos encontramos hoy, tres años y medio después del inicio de esta «fiebre del litio»? A continuación, relataremos esta historia con base en lo que he podido aprender al participar en investigaciones geológicas sobre el tema.
El interés internacional por el litio se disparó a principios de 2022, impulsado por un aumento abrupto en el precio del carbonato y el hidróxido de litio, insumos indispensables para la fabricación de baterías. Este incremento -que llegó a ser seis veces mayor durante el otoño e invierno de 2021-2022- respondía a la expectativa de un crecimiento explosivo en la demanda de vehículos eléctricos y sistemas de almacenamiento de energías renovables.
Hasta mediados de la década pasada, México carecía de proyectos de explotación de litio y de reservas certificadas. No obstante, a principios de 2022 se reveló que el país poseía vastos depósitos de este mineral en un yacimiento recién identificado en Sonora: Bacadéhuachi. Este yacimiento, enclavado en una remota región de la Sierra Madre Occidental, había sido descubierto años antes de forma casual por empresas privadas que buscaban otros minerales. La concesión, otorgada en 2010 a la empresa Bacanora Lithium, pasó por varios inversionistas europeos hasta quedar, a finales de 2020, bajo el control de la china Ganfeng Lithium, la mayor productora mundial de litio y productos asociados a su cadena de valor. Con las reservas probadas del yacimiento certificadas en 2018[1], México se posicionó en el noveno lugar del ranking mundial.
A nivel mundial, el litio se extrae en dos tipos de yacimientos: las salmueras de los salares del altiplano andino, una región que comparten Chile, Argentina y Bolivia; y los de rocas duras (mineral espodumena), en Australia, Zimbabue y China. El yacimiento encontrado en Sonora era de un tercer tipo, que, si bien había sido reportado en otras partes del mundo como en Serbia, Perú, China y Estados Unidos, todavía no tiene producción comercial. En estos yacimientos, el litio se encuentra como elemento accesorio en minerales de arcillas, de los cuales es difícil separarlo.
Bajo la dirección de Ganfeng, la empresa sonorense había probado diferentes métodos de separación y concentración de litio en una planta piloto construida en Hermosillo, llegando a un proceso en cinco etapas que requería altas temperatura y mucha agua[2]. El proyecto preveía la construcción de una planta en la sierra de Bacadéhuachi con una inversión de 1,200 millones de dólares y, que iba a necesitar un ducto de 185 km para llevar gas natural hasta el sitio y un pozo para extraer agua específicamente para el proceso[3].
Meses después del decreto de «nacionalización»[4], el 23 de agosto de 2022, se creó LitioMX, un organismo público descentralizado con el objetivo «de realizar la exploración, explotación, beneficio y aprovechamiento del litio, ubicado en territorio nacional». Como director se nombró a un joven recién doctorado en salud medioambiental por la Universidad de Harvard[5]. Por su parte el Servicio Geológico Mexicano había emprendido un programa de exploración sistemática del territorio nacional con recursos propios.
Al decreto presidencial de abril de 2022 siguió otro en febrero de 2023, en el que se declaraba zona de reserva minera de litio a 234 mil hectáreas ubicadas en la región de la sierra de Sonora, que incluía la concesión de Ganfeng. Posteriormente, la Secretaría de Economía notificó a Ganfeng que se cancelarían las concesiones para el proyecto, a lo que la empresa respondió iniciando un procedimiento de arbitraje contra México ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (ICSID por su sigla en inglés) del Banco Mundial en junio de 2024, que a la fecha no ha llegado a una resolución, por lo que la empresa ha suspendido todo tipo de desarrollo.
En 2023 el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología (CONAHCYT) invitó al Instituto de Geociencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a llevar a cabo un proyecto de exploración en Sonora para identificar posibles yacimientos de litio con interés comercial. A diferencia de la investigación del Servicio Geológico Mexicano, que mapeaba sistemáticamente los sitios donde previamente habían detectado anomalías geoquímicas de litio[6], el proyecto de Geociencias, liderado por el Dr. Gilles Levresse y en el cual participé, planteaba entender los procesos geológicos que podían llegar a formar un yacimiento con concentraciones de interés económico.
Los resultados del proyecto, que sólo se financió por un año, revelaron que las condiciones de formación de yacimientos con alta concentración de litio no son algo común, ya que se necesita la superposición de varios procesos geológicos en el tiempo. Además, pudimos comprobar que el yacimiento de Bacadéhuachi era el que presentaba las mejores concentraciones de litio.
Existían dos prospectos más con potencial en Sonora, pero que necesitaban un estudio más detallado con perforaciones a profundidad para dimensionar el volumen de roca con concentración suficiente y la rentabilidad económica del posible yacimiento[7]. Sin embargo, no se financiaron más proyectos a parte de las investigaciones que el Servicio Geológico Mexicano siguió desarrollando con sus recursos, que incluyen la construcción de una planta piloto para el proceso de concentración en Chihuahua, basada en un método desarrollado por otro proyecto financiado por CONAHCYT.
Los costos de exploración y desarrollo de un proyecto minero de litio son altos. En EE.UU. la empresa Lithium America ha recibido un préstamo de 2,260 millones de dólares del Departamento de Energía para desarrollar el yacimiento de Thacker Pass en Nevada, que tiene una geología similar a los de Sonora[8]. En contraste, en los tres años posteriores a su creación, LitioMX solo recibió un presupuesto de una decena de millones de pesos, sólo para cubrir gastos corrientes como nóminas y servicios personales.
Más recientemente, la última esperanza para una producción nacional de litio se ha centrado en las salmueras geotérmicas y petroleras. Tanto el vapor geotérmico como el agua de producción que acompaña al petróleo contienen cierta cantidad de litio. En ambos casos, se trata de un subproducto que actualmente debe ser desechado. En el campo geotérmico de Cerro Prieto (Baja California), el principal del país, estas salmueras se acumulan en una enorme laguna artificial. Por su parte, en los pozos petroleros, el agua de producción es reinyectada al subsuelo. Para ambos escenarios, existe la posibilidad teórica de extraer el litio mediante técnicas de extracción directa (DLE por su sigla en inglés), que capturan selectivamente los iones de litio de la salmuera. Sin embargo, se trata de una tecnología aún en fase de experimentación que, si bien promete un procesamiento más rápido en comparación con los métodos tradicionales de evaporación, tiene altos costos de inversión tecnológico-industrial inicial que la hacen poco competitiva.
Estudios preliminares indican que las concentraciones de litio en los campos geotérmicos mexicanos son bajas comparado a los proyectos internacionales y que sólo unas cuantas áreas de Tabasco tienen salmueras petroleras con concentración de interés. A estos obstáculos técnicos y económicos se suma un desafío institucional: ni la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ni Pemex han destinado recursos significativos para este fin, siendo que ambas empresas cargan con deudas de difícil manejo.
Además de que se documente la existencia de depósitos o salmueras con suficiente concentración, la posibilidad de que México pueda tener yacimientos económicos de litio depende de que exista una demanda sostenida que mantenga los precios altos en la próxima década. Pero, después de alcanzar valores de mas de 80 USD/kg en 2022 el precio del carbonato de litio se desplomó hasta poco menos de 10 USD/kg durante 2023 y hasta la fecha no ha vuelto a subir. Esto se debe a varios factores no coyunturales, entre ellos la menor demanda de vehículos eléctricos en los paises occidentales -donde el poder adquisitivo de las clases medias va menguando- y la mayor oferta de litio de yacimientos que tienen menores costos de extracción.
Finalmente, un reciente anuncio de la empresa china CATL, el mayor fabricante de baterías del mundo, podría impactar el mercado del litio: su batería de iones de sodio Naxtra ha superado la certificación de la norma nacional china y comenzará a instalarse en vehículos el próximo año. Aunque presenta una densidad energética y una duración inferiores a las de litio, esta nueva tecnología tiene una ventaja importante: un costo significativamente menor. Además, la empresa afirma que puede alcanzar 80 % de su carga en apenas 15 minutos a temperatura ambiente.
De generalizarse esta tecnología, el precio y con él, la fiebre del litio, descendería considerablemente. Este escenario alejaría aún más la ya de por sí lejana posibilidad de crear una industria extractiva de litio en México, un proyecto que, en cualquier caso, requeriría inversiones cuantiosas y varios años para generar retornos. Al final, sólo el tiempo dirá si México está perdiendo la oportunidad de un desarrollo minero e industrial histórico o si, por el contrario, se está ahorrando una inversión millonaria en un proyecto con un futuro incierto
[1]https://www.cadenceminerals.com/wp-content/uploads/2020/06/Bacanora-FS-Technical-Report-25-01-2018.pdf El reporte indica que existen reservas probadas y probables de 243 millones de toneladas de rocas con concentración promedio de litio de 3,480 partes por millón (0.34 %), lo que se traduce en cerca de 1.7 millones de toneladas métricas (MMt) de reservas probadas y 2.8 MMt de reservas probables de carbonato de litio equivalentes. Cabe mencionar que en la prensa se confundió inicialmente la cantidad de roca con concentración económica de litio (243 millones de toneladas) con la cantidad de litio que se podía obtener (1.7 y 2.8 MMt). En 2019 se certificaron reservas también en un yacimiento en Zacatecas descubierto por la empresa canadiense OrganiMax Nutrient Corp., pero con cantidades inferidas 3 ordenes de magnitud inferiores (9 Mt).
[2] Ferrari L., 2023. La fiebre del litio: una perspectiva desde la geología económica. Boletín CONACYT no. 4, pag. 95-104.
[3] Información que obtuve en una visita al yacimiento y la planta piloto que tuve la oportunidad de llevar a cabo por encargo de CONAHCYT en octubre 2022.
[4] En sentido estricto lo que se hizo no fue una «nacionalización» como la del petróleo en 1938, ya que de acuerdo con el artículo 27 de la Constitución todos los minerales son de propiedad del Estado mexicano, que luego puede otorgar concesiones para su exploración y explotación. Lo que se hizo es prohibir otorgar concesiones a privados.
[5] El nombramiento fue tachado de nepotismo, por ser el hijo del que fue superdelegado de la Secretaría de Bienestar en Sonora y sobrino de la presidenta del INE, además de no tener experiencia previa en el sector minero.
[6] Se habla de anomalía cuando el análisis químico de una muestra arroja una concentración significativamente más alta que el fondo normal de una región. Si bien esto puede ser un indicio de la existencia de un depósito mineral solo un pequeño porcentaje de las anomalías llega a concretarse en un proyecto minero con interés económico.
[7] La rentabilidad económica depende esencialmente de la concentración del mineral, el costo de la energía con que se lleva a cabo la excavación y los procesos de beneficio en comparación con el precio de venta.