03.10.2024
Dra. Sheila Iraís Peña Corona
En colaboración con con el M.V.Z. Fernando Corona Mondragón y el M. en C. Juan Isaac Chávez Corona
La relación entre humanos y perros comenzó hace unos 30 000 años, cuando los lobos se acercaron a los asentamientos humanos en busca de alimento. Los humanos se dieron cuenta de que algunos lobos tenían habilidades de caza y protección, lo que condujo a una relación simbiótica, pero ¿qué es una relación simbiótica?
Una relación simbiótica ocurre cuando existe una asociación entre dos organismos, en la que ambos se ven beneficiados. Por un lado, los humanos les proporcionaban alimento y refugio y, a cambio, los lobos menos agresivos les proporcionaban compañía, protección y ayuda en la caza. Con el tiempo, los humanos han seleccionado y criado a estos amigables lobos como compañeros.
La domesticación de los gatos fue un proceso más gradual y menos intencional que la domesticación de los perros. Se cree que los antepasados de los gatos domésticos se acercaron a asentamientos donde había roedores. La gente se dio cuenta de la capacidad de los felinos para controlar las poblaciones y, poco a poco, los gatos empezaron a vivir muy cerca de las personas. Además, los gatos han sido importantes en diversas culturas, por ejemplo, en el antiguo Egipto se consideraban deidades egipcias y tenían una gran función protectora.
La domesticación de ambos animales fue un proceso largo y complejo, que dio como resultado especies adaptadas a convivir con los humanos, con comportamientos y características diferentes a los de sus ancestros silvestres. Estos animales forman un vínculo especial con los humanos, lo que conlleva a relaciones significativas y duraderas que enriquecen la vida de ambas especies.
Hoy en día, la relación entre humanos y animales es muy estrecha. Los perros se han convertido en compañeros leales y han desarrollado una increíble capacidad para leer las emociones humanas y brindar apoyo emocional. Además, pueden desempeñar funciones de búsqueda y rescate en la sociedad. Esta versatilidad ha aumentado su importancia en la vida humana y ha fortalecido aún más las conexiones emocionales.
Los gatos también desempeñan una variedad de funciones en la sociedad, incluido el control de plagas o como compañeros de casa, ya que estar en casa proporciona compañía, apoyo emocional y alivio del estrés a muchas personas. Además, al igual que los perros, algunos gatos están entrenados para ser animales de servicio o terapia para personas con necesidades o condiciones médicas especiales. Aunque son menos comunes que los perros, existen programas y situaciones en las que los gatos se han utilizado con éxito en terapia para ayudar a personas con autismo, ansiedad y depresión.
Si bien, como ya se ha comentado, la relación humano-animal -cuando existe una sana convivencia- conlleva muchos beneficios para la salud emocional de ambos, también existe la contraparte negativa en la que se ve afectado su bienestar, especialmente, cuando el apego de las personas se convierte en algo patológico, es decir, algo dañino. Varios investigadores han estudiado dicho vínculo y se ha observado que el apego patológico está relacionado con el nivel de inseguridad de los propietarios.
La inseguridad del apego adulto se relaciona con la ansiedad, que de cierta manera repercute en la relación propietario-mascota afectando la calidad de convivencia entre ambos, lo que impacta sustancialmente en la vida de las personas y de los animales de compañía. Entre los ámbitos que se ven afectados se encuentra el de la salud física de los animales, por lo que es necesaria la intervención de médicos veterinarios.
En la práctica diaria de la medicina veterinaria se requiere de la revisión y manejo de los animales para conocer su estado de salud, para lo cual se requiere de la manipulación y extracción de muestras biológicas como sangre, orina, piel, pelo y heces, así como realizar palpaciones directas con los animales. Muchas veces estos procedimientos resultan agresivos-invasivos para muchos de los propietarios, pues desconocen de los procedimientos que se deben realizar.
En cuanto al animal, el miedo que presentará impedirá que el médico veterinario pueda realizar una revisión precisa y, en ocasiones, optará por una sedación, que evidentemente genera riesgos en la vida del animal y un aumento de preocupación en el propietario.
Estos procedimientos son indispensables para diagnosticar y tratar las enfermedades que se presentan en los animales, no obstante, en algunas ocasiones, los propietarios se rehúsan por diversas razones, entre las que destacan un apego ansioso y el considerar a los animales como hijos, lo cual también se considera maltrato animal como ya lo hemos abordado en un artículo pasado.
El punto en esta ocasión es que cuando la relación humano-animal se convierte en algo dañino, se ve afectada la salud de los animales, tanto por un mal abordaje diagnóstico como por falta de información clínica, sin dejar a un lado la parte conductual, pues su sobreprotección evita que los animales sean capaces de mostrar la conducta propia de su especie, lo que también se consideraría maltrato al disminuir su nivel de bienestar.
El apego a las mascotas es una tendencia actual que suele generar problemas conductuales en los animales, trastornos psicológicos en los propietarios y, mala comunicación entre los propietarios y los médicos veterinarios. Por esta razón, es necesario que se haga conciencia sobre el apego a las mascotas y la problemática que éste puede causar.
Finalmente, la compañía de una mascota brinda una influencia positiva en la vida de las personas obteniendo beneficios. Son seres vivos que experimentan emociones y sensaciones que comparten con las personas, llevando a mejorar en muchas ocasiones su vida. Se puede entender la importancia que se le da a una mascota, sin embargo, se debe reevaluar la relación de las personas con sus mascotas e identificar los factores que determinan el vínculo de apego, para no interferir en la salud y en el bienestar de los mismos.