L.P.C. Julieta Espinosa

12.11.2018

Querétaro, Qro. 31 de octubre de 2018

Discurso a propósito de la presentación del libro 40 años de innovación en el CIATEQ, por parte del Centro de Investigación y Asistencia Técnica del Estado de Querétaro, A.C. (CIATEQ).

Fotografia: Jorge Alcántara

Antes que nada, quiero agradecer la honrosa distinción que se me ha dado por parte del señor Director General del CIATEQ, Dr. Luis Gerardo Trápaga Martínez, otorgándome el privilegio de dirigir algunas palabras en esta ceremonia de presentación del libro 40 años de innovación en el CIATEQ, que representa en el tiempo, cuarenta años de la creación o establecimiento de una institución señera, esto es, que marca rumbos por su quehacer institucional: realizar investigación, desarrollo tecnológico e innovación para beneficio de nuestro país. El libro da cuenta de ello con algunos ejemplos exitosos de sus interacciones con los sectores productivos, con valiosos testimonios de su personal.

 

Existe otro libro que no está publicado, pues su extensión ocuparía varios volúmenes. Es el libro que tienen ustedes en sus manos, manos pletóricas de trabajo y de realizaciones; el que tienen en sus recuerdos imborrables. Es una memoria vibrante de emociones y experiencias, no solo técnicas, también humanas.

 

Los procesos de construcción de estructuras esenciales para el desarrollo del país, como lo son el CIATEQ y otras instituciones, pasan necesariamente por la integración de todo su personal para un fin común y sus resultados son un ejemplo contundente de la importancia social del trabajo colectivo, organizado sinérgicamente, para el logro de objetivos comunes; sueños y anhelos que se vuelven realidad por esta fortaleza conceptual, posiblemente utópica para algunos, de que todos somos uno y que uno somos todos, como lo expresase en su tiempo el maestro Justo Sierra: «Nosotros somos nos y somos otros».

 

En el libro, una imagen despertó en mi el vago recuerdo de una frase atribuida al dramaturgo Eugenio Ionesco: «Describe un círculo, acarícialo y se convertirá en un círculo vicioso». En la página 23 del libro, encontrarán la forma en que se concibió el logotipo de CIATEQ. El significado del mismo, se dice en el texto, es la interacción de tres elementos alrededor de un círculo simbolizando a los socios originales. La parte central es un círculo que representa a nuestra institución, en la actualidad en lugar de los socios originales, los tres círculos generadores (en realidad son seis) representan para mí: conocimiento, creatividad y compromiso social. Diríamos, un sueño acariciado largamente, se convirtió en un círculo virtuoso.

 

Se avizoran cambios en la estructura de gobernanza nacional, estaremos alertas, dispuestos y despiertos. La construcción de infraestructuras esenciales, como el CIATEQ, son resultado de procesos complejos, llevan mucho tiempo e implican muchos esfuerzos. Es muy fácil destruir pero, grave, destruir lleva poco tiempo. No podemos soslayar que el esfuerzo participativo, el que valida la importancia social del trabajo colectivo, debe respetarse.

 

En estas realizaciones colectivas y en el tránsito para lograrlas se presentan ocasionalmente rupturas, vaya si las he vivido, encuentros y desencuentros, pero ante un noble propósito común, superar situaciones de tal naturaleza fortalece nuestra concepción de ser actores de grandes valores éticos y humanos que son necesarios en los cambios que el país requiere.

 

En lo particular, México se enfrenta a la compleja realidad de intensificar la modernización de su planta industrial para incorporar mayor valor agregado a sus exportaciones y hacerlas más competitivas en calidad y precio, en un ambiente de crisis financiera y de agresiva competencia exterior por los mercados internacionales. Por otra parte, la tremenda desigualdad en la distribución del ingreso nacional y el creciente desempleo de la fuerza de trabajo hacen indispensable evaluar, rigurosamente, los efectos sociales que origina la incorporación de tecnologías intensivas en capital en los procesos productivos de las empresas mexicanas.

 

En tal situación, el proceso de cambio estructural que se ha iniciado en la sociedad mexicana, sin perder de vista los objetivos de largo plazo en términos de su relación con el exterior, conlleva la necesidad de una revisión exhaustiva de las prioridades internas y de los mecanismos de articulación entre los centros de investigación científica y tecnológica con las empresas mexicanas o de otra naturaleza, ya que no es posible, en estas circunstancias, vivir con la esperanza de que la tecnología que necesita el país -la que realmente es necesaria para fortalecer su soberanía económica- le será transferida del exterior.

 

Ante la brecha cada vez mayor que separa al país del mundo industrializado y aún de economías en desarrollo que eventualmente competirán con México por los mismos mercados, se hace indispensable involucrar al aparato industrial en el análisis y discusión de las prioridades de la investigación científica y tecnológica, a fin de inducir compromisos compartidos en proyectos de desarrollo tecnológico de mayor viabilidad, que conduzcan a mejorar la eficiencia operativa de las empresas para preservar y, si es posible, incrementar las fuentes de trabajo, así como a encontrar usos alternativos para las materias primas que abundan en nuestra amplia extensión territorial y grandes litorales.

 

La trascendencia y magnitud del reto que hoy enfrentan la ciencia y la tecnología mexicanas, obligan a considerar como una de las más altas prioridades del país el fortalecimiento de las instituciones públicas de educación superior históricamente comprometidas con un proyecto nacional que, sin perder de vista la modernidad, tiene entre sus principales objetivos elevar el nivel de vida de los mexicanos y desarrollar al país preferentemente con base en sus potencialidades internas, en su capacidad intrínseca de trabajo y en su propia inteligencia.

 

No caben los enclaustramientos ideológicos y menos fundamentalistas. Ya Galileo Galilei, contra definiciones oscurantistas, en su juicio obligado a abjurar, reivindicó el apego a sus convicciones científicas: «Eppur si Muove», el legendario «Y sin embargo se mueve». ¡Larga vida al CIATEQ!

 

A 10 años, perdamos el miedo a saber más

L.P.C. Julieta Espinosa

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