SALUD PRENATAL

22.05.2019

Ecografía necesarias durante el embarazo sano

Dra. Alma Gámez Varela

Ilustración: Jorge Alcántara 2019
Dra. Alma Gámez

El mundo de la medicina es siempre cambiante, el médico tiene la responsabilidad de evolucionar e investigar sobre la salud en todas sus áreas. Por naturaleza, el ser humano busca y encuentra la manera de subsistir y adaptarse a los cambios climatológicos, ecológicos, tecnológicos, etc. El área de la medicina fetal es una de las ramas de la medicina que ha tenido un avance con gran impacto en la sociedad en los últimos 30 años.

 

El embarazo que vivieron nuestras tatarabuelas, bisabuelas, abuelas e, incluso, nuestras madres no se parece en nada a los embarazos que estamos teniendo las mujeres hoy en día, principalmente, por el estilo de vida que manejamos entre el estrés laboral -pues la mayoría de las madres de familia somos profesionistas- y los roles de jefas de familia o esposas y madres, que nos hacen continuar con la ardua tarea del hogar luego del horario de oficina. Lo que nos da más independencia actualmente, también nos predispone a una mala calidad de vida hablando desde la perspectiva de cómo nos alimentamos, el estrés que manejamos, las pocas horas de sueño que tenemos, etc.

 

Por otro lado, en los últimos años, han aumentado de manera exponencial los procedimientos de reproducción asistida (inseminación, fertilización in vitro, etc.) y con ello, los embarazos múltiples (gemelos, trillizos o más), lo cual predispone a la madre a más riesgos durante su embarazo, parto y puerperio, aumentando también el riesgo fetal de cardiopatía.

 

Todo lo anterior influye en la mujer embarazada a tener más riesgos de morbilidades, es decir, más riesgo de padecer diabetes gestacional, preeclampsia, embarazos prematuros e, incluso, muertes maternas. También crecen las tazas de morbilidad y mortalidad neonatal por las complicaciones que conlleva la prematuridad (ceguera, sordera, retraso mental, por mencionar algunos), motivo por el cual ha cambiado la medicina fetal y ahora podemos predecir este tipo de complicaciones, y en algunos casos prevenirlo con medicación oportuna.

 

¿Cómo se hace? Empezando por lo básico y más importante: la educación a la población; es por ello que en este artículo nos enfocaremos en las ecografías necesarias durante el embarazo.

 

Anteriormente, se creía que muchos ultrasonidos en el embarazo causaba algún tipo de daño al bebé, hoy sabemos que es una información completamente errónea, no porque haya sido mentira, pues hace décadas los equipos de ultrasonido no contaban con tecnología tan sofisticada como con la que contamos ahora y, por lo tanto, es probable que el bebé haya sido expuesto a algún tipo de radiación durante los estudios.

 

En la actualidad, los equipos de ultrasonido cuentan con tecnología tan avanzada que, a pesar de que nos permite tener un resolución excelente, no causa ningún tipo de daño al bebé, mucho menos a la madre. De ahí que, en el caso de las pacientes que por alguna patología necesitan un seguimiento más estrecho, no hay de qué preocuparse.

 

Los ultrasonidos nos brindan gran información sobre el pronóstico y calidad del vida de la madre y el feto, por lo que se han vuelto, de la mano de la clínica, imprescindibles para llevar a cabo un control prenatal adecuado.

 

El control prenatal siempre es llevado por el médico con especialidad en ginecología y obstetricia, y en algunas zonas por el médico general del centro de salud correspondiente, quien está preparado para, en cualquier eventualidad o riesgo, enviar a la paciente a un segundo nivel de atención.

 

En cualquier caso y cualquier nivel socioeconómico, el embarazo tiene que ser valorado por personal de salud, ya sea médico general o especialista, para evitar complicaciones maternas principalmente.

 

El objetivo de la subespecialidad en medicina fetal -rama de la ginecología- es no sólo ver por la madre, si ver al feto como paciente y esto se logra haciendo estudios de ultrasonido detallados. Antes sólo era importante ver si el bebé estaba vivo, saber cuánto pesaba y si «tenía mucho o poco líquido»; ahora, los médicos materno fetales valoran cada órgano del bebé a detalle, pues sabemos que existen enfermedades fetales incompatibles con la vida que pueden tener tratamiento in útero y cambiar el pronóstico… cambiar la historia a una familia que iba a tener a un bebé que moriría al nacer, por una familia que se llevaría su bebé completamente sano a casa.

 

Lo recomendable es realizar al menos tres ecografías con un médico materno fetal, quién verá por el bebé antes de nacer. La primer ecografía se recomienda en el primer trimestre, entre las 11 y las 14 semanas de gestación, porque es la edad gestacional adecuada para realizar el tamizaje de alteraciones cromosómicas; saber si existe riesgo de tener un bebé con algún síndrome, por mencionarles el más común, el síndrome de Down. Esto es realizado con marcadores ecográficos, los cuales detectan en 80% el riesgo de estas alteraciones y en 90% si la detección es efectuada con marcadores bioquímicos en sangre materna.

 

También esta edad gestacional es la ideal para la «datación»: saber exactamente cuantas semanas de embarazo tiene la paciente, así como saber si el bebé está vivo y dentro del útero, ya que existen embarazos que se dan fuera del éste, por supuesto inviables. ¡A esta edad gestacional se pueden contar hasta los dedos de sus manos! Otra detección que se hace en el primer trimestre es la valoración del riesgo de presentar preeclampsia para, de existirlo, poder medicar a la paciente y prevenirlo. También, se puede hacer el diagnóstico de enfermedades cardiacas graves.

 

En el segundo trimestre, entre la semana 20 y 24 de gestación, se lleva a cabo la ecografía estructural o morfológica, en la que se observan a detalle todos los órganos del bebé: cerebro, cara, corazón, pulmón, diafragma, columna, vejiga, riñones y extremidades. En esta ecografía también se mide el cérvix, que es el cuello del útero -un canal por donde pasará el bebé en el momento del parto- para, con ello, detectar si hay riesgo o no de presentar un parto prematuro y, de ser así, acudir a la medicación pertinente y llevar al bebé lo más cercano a término.

 

La tercer ecografía indispensable es en el tercer trimestre. En los últimos tres meses del embarazo es muy importante valorar la placenta para saber si aún oxigena de forma adecuada al bebé, saber si está creciendo adecuadamente y si su circulación es adecuada para soportar un trabajo de parto.

 

Al llegar a las 37 semanas de gestación se considera un embarazo a término, es decir, que el bebé ya tiene sus pulmones maduros y puede nacer, aunque, idealmente el nacimiento se programa hasta la semana 40. El motivo es que puede existir algún riesgo de dificultad respiratoria entre las 37 y 39 semanas, por lo que si se programa el nacimiento -sea porque la mamá así lo desea o por alguna indicación médica- se inyectan «vacunas para sus pulmones», que son corticoides que los ayudarán a madurar.

 

Esta medicación tiene -como cualquier medicamento- efectos adversos, por lo tanto se limita a casos muy seleccionados. Para saber si el bebé está pulmonarmente maduro antes de medicarlo, se realiza una prueba de madurez pulmonar fetal llamada QUATUS FLM, que consiste en el envío de una imagen de los pulmones del bebé a un software creado en España, que evalúa la textura de los pulmones y en pocos minutos permite saber si ese bebé tendrá dificultad para respirar al nacer, si va a necesitar oxígeno o si ya está listo para conocer a sus padres sin complicación alguna. Sí, la tecnología está creciendo a pasos agigantados y lleva a la ciencia de la mano.

 

Estos tres estudios, está documentado en la literatura, deben realizarse en todas las embarazadas, del cualquier edad, con o sin antecedentes de relevancia. Importante es mencionar que todos estos estudios avanzados y realizados por expertos están disponibles en la práctica médica privada y también en las instituciones públicas, por lo que están al alcance de toda la población y no debería existir una sola embarazada sin estas valoraciones por falta de información o recursos.

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