20.08.2020
Dra. Alma Gámez Varela
En el séptimo artículo que escribí para Serendipia, hablé sobre la lactancia materna en general, en madres en óptimas condiciones o en los casos en que está estrictamente establecido que es una contraindicación; escribí también sobre los bancos de leche materna, tema del que surgieron numerosas dudas de los lectores por desconocimiento de la existencia de los mismos. Algunos casos con dudas específicas, los fui aclarando por correo electrónico, mas surgieron muchas más acerca del tema relacionadas con la pandemia que vivimos actualmente: madres COVID-19 positivo.
Algunas madres han decidido aislarse, incluso de su bebé para «protegerlo», y otras sabiamente han continuado con la lactancia materna exclusiva bajo medidas sanitarias. Lo cierto es que cada día existe más información sobre cómo adaptarnos a la nueva normalidad en todos los aspectos de la nuestra vida.
En este artículo explicaré a detalle cuál es la conducta ideal a seguir por todas las mujeres que se encuentran embarazadas o tienen a un bebé recién nacido en casa, y se encuentran con sospecha de COVID-19 o con la prueba confirmatoria positiva.
La evidencia hasta hoy sugiere que el virus no se transmite intraútero ni tampoco a través de la leche materna. Un estudio reciente publicado en The Lancet nos informa que no existen indicios de que el coronavirus se contagie de la madre al feto durante el tercer trimestre de gestación, tampoco las infecciones SARS ni MERS, con lo cual no se espera que pueda producir defectos congénitos; sin embargo, la infección si se puede transmitir en el momento del parto o posteriormente por vía respiratoria, una transmisión horizontal a través de gotas o por contacto, con lo cual, en mujeres con infección activa se recomienda que después del pinzamiento del cordón se lleve a cabo el contacto piel con piel (mama y bebé) bajo las medidas de protección como el uso de mascarilla o cubrebocas, adecuada higiene de manos y del entorno.
La Organización Mundial de la Salud continúa recomendando que durante la pandemia se sigan las pautas sobre la alimentación infantil, las cuales son:
Iniciar lactancia materna dentro de la hora siguiente al nacimiento.
Lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de edad.
Continuar con la lactancia materna junto con alimentos complementarios nutricionalmente adecuados y seguros hasta los dos años de edad o más.
Las madres y los bebés deben recibir apoyo para permanecer juntos y practicar el contacto piel con piel y/o el método canguro, ya sea que ellas o sus bebés sean casos sospechosos, probables o confirmados de infección por COVID-19 y se encuentren clínicamente en condiciones óptimas. Se debe proporcionar asesoramiento sobre lactancia materna, apoyo psicosocial básico y apoyo de alimentación práctica a todas las mujeres embarazadas y madres con bebés y/o niños pequeños.
En todos los entornos socioeconómicos, la lactancia materna mejora la supervivencia de neonatos y lactantes, y les proporciona beneficios de salud y desarrollo que duran para toda la vida. Recordemos que la lactancia materna también mejora la salud de las madres. El virus no se ha encontrado en la leche materna, hasta la fecha no se ha detectado la transmisión de COVID-19 a través de la leche ni el amamantamiento cuando se realiza con mascarilla. No existen motivos para evitar la lactancia materna ni interrumpirla siempre que las condiciones clínicas maternas y del recién nacido así lo permitan.
En caso de que la madre no se encuentre en condiciones óptimas para amamantar, las guías científicas internacionales como las del Royal College of Obstetricians and Gynaecologists, World Health Organisation, Centers for Disease Control and Prevention, recomiendan también iniciar la lactancia mediante extractores de leche materna, sean manuales o electrónicos, siempre bajo estrictas medidas de higiene, lavarlos antes y después de cada extracción con los desinfectantes adecuados.
Hasta el momento, los bebes que han nacido de mamás con infección por COVID-19 no han presentado complicaciones y están sanos; en caso de infección, los síntomas han sido leves y sin consecuencias.
La pandemia COVID-19 ha puesto de manifiesto la necesidad de abogar por la lactancia materna como una intervención de salud pública que salva vidas, previene infecciones y enfermedades en la población en general.