04.06.2020

¿El estrés materno afecta al bebé en gestación?  

Dra. Alma Gámez Varela

Enfoque. Ilustración: Jorge Alcántara 2020
Dra. Alma Gámez

A lo largo de nuestra vida, estamos expuestos a situaciones que nos generan estrés, ya sea por cuestiones personales, laborales, sociales, de salud, entre otras. Está demostrado científicamente que las mujeres somos más propensas a experimentar estrés, ansiedad y depresión por diferentes motivos, dentro de los que destaca el embarazo. Una mujer embarazada tiende más a padecer ansiedad, preocupación, estrés o tristeza por razones que no lo provocarían, si no lo estuviera. La respuesta es lógica y fisiológica: las hormonas.

 

Las hormonas, sumadas al cambio en la vida diaria, en el cuerpo y en los planes a futuro de la mujer, la hacen más propensa a sentir estrés. Esto, en condiciones normales, sin embargo, existen otras situaciones que ocurren en -el que pensamos es- el momento menos indicado por estar embarazadas, por ejemplo, un despido laboral, un divorcio, el diagnóstico de una enfermedad con alta mortalidad en un miembro de la familia, la enfermedad de otro hijo, la muerte de un ser querido, etcétera.

 

Como personal de la salud que labora en el área prenatal, nos enfrentamos día a día con estas preguntas: ¿si estoy triste, afecto a mi bebé? La respuesta directa es no, en lo absoluto. ¿Por qué?, porque la madre tiene la total libertad de liberar su dolor, de superar un duelo, de desahogarse de la manera en que su cuerpo lo está pidiendo: llorar; sólo así podrá sentirse mejor y, tener tranquilidad para ella y para quienes la rodean.

 

La respuesta es no, porque estructuralmente no está dañando al bebé. El llanto de la madre no interviene en la formación de sus órganos, no existe algún grupo de investigadores en el mundo que haya descubierto y publicado que a cierto tiempo de llanto materno se comienza a acortar el cérvix, se inician contracciones, se rompen membranas y se provoca un parto prematuro. La mujer embarazada puede y debe vivir un duelo tan completo como cualquier persona no embarazada, es salud emocional.

 

No obstante y en otro sentido, la respuesta es: sí. Según un estudio publicado en la revista American Economic Review, liderado por Maya Rossin-Slater, profesora de investigación y política sanitaria de la Stanford University, señala que cuando una madre sufre un duelo por pérdida de un familiar, su bebé, durante la infancia y adolescencia, tiene una mayor tendencia a ser tratados por TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) y, durante la edad adulta, con ansiolíticos y antidepresivos.

 

La intención de publicar esto no es para ser otra fuente de estrés para las embarazadas, que ya se enfrentan a la intensa presión de comer adecuadamente, evitar las actividades consideradas peligrosas y experimentar una avalancha de consejos sobre salud. Es para puntualizar la importancia general de reducir el estrés durante el embarazo, por ejemplo, a través de una baja prenatal remunerada y, programas que garanticen recursos y apoyo social a las mujeres embarazadas de escasos recursos.

 

Otro grupo de mujeres es el que presenta trastornos de ansiedad o del sueño «sin motivo aparente». En febrero del presente año, fue publicado un estudio científico titulado Association of stress related sleep disturbance with psychiatric symptoms among pregnant women, en el que los autores evalúan la relación entre el insomnio y la posibilidad de síntomas psiquiátricos de la paciente durante el embarazo o en un futuro, concluyendo que sí existe una importante relación. Por tal motivo, es importante señalar que existen diferentes instituciones que apoyan la salud mental de las pacientes, mediante sesiones individuales y grupales dirigidas por psicólogos y tanatologos.

 

Por el bien emocional de las futuras generaciones, hagamos de nuestro conocimiento y del conocimiento de quienes nos rodean, la necesidad de la terapia psicológica y su fácil acceso. Es de lamentar que en pleno 2020 siga existiendo un tabú respecto al tema. Como muchas otras cosas que debemos normalizar, la terapia psicológica es de las más importantes.

¿Cuánto nos falta por aprender del cambio climático?

Dr. Enrique González Sosa

Cuatro problemáticas de la crítica de arte en Mexico. Parte I

Mtro. Carlos-Blas Galindo Mendoza

Consecuencia de la cuarentena

Dr. Carlos M. Arróyave Hernández

La COVID-19: crisis y oportunidad de cambio

Dr. Luca Ferrari

Lossuave-mente útiles tripulantes de los viajes espaciales

L.P.C. Julieta Espinosa

Contacto:

TELÉFONO:

+52 442/2628967

CORREO ELECTRÓNICO: 

contacto@revistaserendipia.com

revista.serendipia@gmail.com

Síguenos en:

Versión para imprimir | Mapa del sitio
© Julieta Isabel Espinosa Rentería