13.03.2020
Dra. Alma Gámez Varela
Actualmente, existe un tema que tiene alerta al mundo entero y domina los medios de comunicación formales e informales. Desafortunadamente, contamos con noticiarios en apariencia serios, cuya información carece de veracidad creando pánico en la sociedad, sin embargo, existen medios serios, en los que profesionales ofrecen noticias reales y con base científica.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el coronavirus COVID-19 es un virus respiratorio que causa neumonía y, en algunos casos, la muerte. Se propaga principalmente por contacto con una persona infectada, a través de las gotículas respiratorias que se generan cuando ésta tose o estornuda, por ejemplo, o a través de gotículas de saliva o secreciones de la nariz.
Fue notificado por primera vez en Wuhan, China, el 31 de diciembre de 2019 y ha provocado miles de muertes. El 11 de marzo, la OMS describió el brote como una pandemia, pero ¿qué es una pandemia? Por definición, es una afectación de una enfermedad infecciosa de los humanos a lo largo de un área geográficamente extensa.
Se traduce en que, si bien el COVID-19 inició en China, existe el riesgo de que haya extensión a muchos otros países y nos pone en alerta. La situación provoca preocupación e histeria en todo el mundo. Hasta hoy se han reportado casos de coronavirus en 118 países.
Considero importante recordar a los virus que nos han creado incertidumbre y pánico, como lo fue en su momento el Zika (por mencionar el más reciente), que creó incertidumbre en mujeres en gestación o en edad fértil por los daños causados en el feto. La enfermedad por el virus del Zika es causada por un virus transmitido principalmente por mosquitos del género Aedes. Los síntomas, generalmente leves y de dos a siete días de duración, consisten en fiebre, erupciones cutáneas, conjuntivitis, dolores musculares y articulares, malestar y cefaleas.
La infección el virus de Zika durante el embarazo afecta directamente al feto causando microcefalia y otras malformaciones congénitas incompatibles con la vida, que constituyen el síndrome congénito por el virus de Zika. La infección también se asocia a otras complicaciones del embarazo, como el parto prematuro y el aborto espontáneo.
Una de las diferencias con el COVID‐19 es que no causa afección fetal directamente, pero como cualquier infección durante el embarazo existe el riesgo de que se agrave y cause complicaciones del mismo, como parto pretérmino y aborto espontáneo, en caso de que la infección sea en edades gestacionales tempranas.
En una reciente publicación en la revista The Lancet, revista médica británica de impacto mundial, se menciona que el riesgo de contagio de la madre al feto en el tercer trimestre es nulo, no así en infecciones durante el primer y segundo trimestre.
La limitación de estos brotes, tanto del Zika como del virus H1N1, se dio principalmente cuando la población entendió las medidas preventivas y las llevó a cabo estrictamente. Autoridades nacionales e internacionales han reportado que, al momento, en México hay 16 casos, por lo que debemos tomar las medidas preventivas adecuadas.
Aún es muy pronto para saber si desaparecerá a lo largo del año o si alcanzará un nivel suficiente para asentarse como un nuevo agente infeccioso en la población. Pero preparémonos para que sus consecuencias sean lo más leves posibles. Hay que hacerlo en todos los niveles. A nivel individual, adoptando medidas preventivas personales -no es necesario el uso de cubrebocas o mascarillas fuera del ambiente hospitalario, ya que sólo provocamos un desabasto de los mismos en lugares donde realmente se necesitan-.
Recordemos, también, el terremoto de 1985, cuando mientras la gente esperaba ayuda de las fuerzas armadas, del gobierno y de protección civil, se organizó para remover los escombros con sus propias manos para buscar y salvar a sus familiares, amigos, conocidos y no conocidos; hizo cadenas humanas; luchó para sobrevivir y, poco a poco, fue reconstruyendo la ciudad y su vida.
Ahora, mientras los científicos descubren la vacuna, nosotros hagamos lo que nos corresponde, estemos preparados para que este virus tenga el menor impacto posible llevando a cabo las medidas preventivas como el lavado de manos frecuente, cubrirse al toser o estornudar, no estar en lugares concurridos, evitar viajar sobre a países afectados, entre otras.
Necesitamos ser seres humanos más conscientes, más activos, por ti , por mí, por nuestros hijos, apoyemos, donemos, seamos solidarios, sensibles ante el dolor ajeno. Marchemos, hablemos, pero principalmente actuemos.