En breve
05.04.2019
L.P.C. Julieta Espinosa
El 5 de septiembre de 1996, desde el cosmódromo ruso de Plesetsk y a bordo de un cohete Kosmos-3M (11K65M), fue lanzado exitosamente el primer satélite de manufactura mexicana, el Unamsat-B. Un satélite acondicionado a partir del modelo de ingeniería de su predecesor, el Unamsat-1, que lanzado el 28 de marzo de 1995, junto con un satélite israelí y otro ruso, perdió toda posibilidad de entrar en órbita por la explosión en la cuarta etapa del cohete ruso Start, luego de su lanzamiento en Plesetsk.
El Unamsat-B fue conocido también como OM-30 o MÉXICO-OSCAR-30, debido a que la concepción y el diseño de sus misiones emanaron de la radiocomunicación amateur. Al repasar su historia, destaca la figura del Ing. David Liberman (XE1TU), director del Proyecto Unamsat, quien desde la década de los 70 del siglo pasado participó activamente en el capítulo mexicano de la corporación AMSAT (Amateur by Satellite), con el firme objetivo de desarrollar un satélite mexicano para radioaficionados.
Su interés y participación en diversos proyectos de AMSAT International, llevaron al Ing. Liberman a impulsar la firma de un convenio entre la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la corporación, que desde 1969 congrega de manera formal a los radioaficionados del mundo. El acuerdo estableció el otorgamiento al naciente Programa Universitario de Investigación y Desarrollo Espacial (PUIDE) de un paquete de ingeniería avanzada, llamado AMSAT-NA Microsat; a partir del cual los académicos y estudiantes involucrados habrían de desarrollar un satélite de investigación, con el compromiso de instalar a bordo un repetidor de radiofrecuencia, conocido como UO-30.
Liberado del Kosmos-3M a las cinco horas de su lanzamiento, en una órbita circular a 1000 kilómetros del altura y 82,9° de inclinación en relación con el ecuador, el Unamsat-B inició el envío de señales de telemetría, recibiendo en Tierra la primera de ellas en la estación portátil de Plesetsk a las 11:00 h, hora local. Un acontecimiento que marcó el inicio de su actividad, vigente durante 46 días, hasta que la disminución de la temperatura interna y un fallo en el receptor de a bordo imposibilitaron el envío de órdenes perdiendo el control de su orientación y apagando su transmisor.
El estudio estadístico de las trayectorias de impacto de micrometeoritos en la atmósfera, así como su aprovechamiento como repetidor de comunicaciones para radioaficionados fueron las misiones del Unamsat-B. Ambas ligadas a la radiocomunicación amateur y a las cuales debe el que también sea identificado como MÉXICO-OSCAR-30.
OSCAR es el acrónimo de Orbiting Satellite Carrying Amateur Radio, asociación de radioaficionados estadounidense, nacida en los 60, responsable del diseño, construcción y puesta en órbita del primer satélite no gubernamental del mismo nombre, OSCAR-1. Luego del desarrollo de los cinco primeros satélites experimentales OSCAR, fue fundada la AMSAT, con el propósito de formalizar las actividades de los radioaficionados del mundo relacionados con el espacio.
A 50 años de su fundación y a petición de la OSCAR Associaton, AMSAT ha designado a 100 satélites de radioaficionados un numeral de la denominación OSCAR. Así es que el Unamsat-B recibió el número 30, una vez que estuvo en órbita y demostró portar un quipo de radio en uso por radioaficionados, siendo estas dos las condiciones para obtener un número.
Los satélites OSCAR pueden ser empleados por cualquier radioaficionado acreditado por la International Amateur Radio Union (IARU), la cual mediante el documento Ética y procedimientos operativos para radioaficionados establece las reglas internacionales de radiocomunicación amateur.
MÉXICO-OSCAR-30 cumplió su objetivo: socializar la ciencia y la tecnología espaciales a partir de la radiocomunicación, en un México naciente en el sector y pionero en Latinoamérica.