12 de agosto de 2025
Ana Karen Krieg Álvarez
Querétaro busca consolidar el tercer geoparque certificado en México, mediante un proyecto orientado a la preservación de la riqueza geológica, biológica y cultural del estado, así como al desarrollo económico sostenible de las comunidades locales. Es el Proyecto Geoparque Mundial Unesco Triángulo Sagrado, una iniciativa liderada por el Dr. Gerardo de Jesús Aguirre Díaz, investigador del Instituto de Geociencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Si bien el geoparque aún no cuenta con el aval de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), la iniciativa avanza con el cumplimiento de los requisitos necesarios para sumarse a la Red Mundial de Geoparques; actualmente integrada por 229 geoparques en 50 países, entre los que destacan el de la Comarca Minera en Hidalgo y el de la Mixteca Alta en Oaxaca.
El proyecto está inspirado en la cosmovisión de los pueblos originarios de la región; de ahí su nombre, conforme con la explicación del investigador. «El Triángulo Sagrado viene de la cosmovisión de la cultura otomí-chichimeca. Ellos tenían definidas, desde hace varios siglos, tres montañas sagradas y un valle, los cuales reciben el nombre de Triángulo Sagrado o Valle Sagrado».
Los tres vértices geográficos de este triángulo son la Peña de Bernal; el Cerro del Frontón, ubicado entre los municipios de Tolimán y Cadereyta; y el Cerro El Zamorano, la montaña más alta del estado; sin embargo, el área que abarca el geoparque es más extensa.
«El Geoparque Triángulo Sagrado abarca nueve municipios del estado»: Querétaro, Pedro Escobedo, El Marqués, Colón, Tolimán, Ezequiel Montes, Tequisquiapan, Cadereyta y San Joaquín, sumando un total de 5530 km2, lo que lo ubica como uno de los geoparques más grandes del mundo.
El proyecto busca proteger el patrimonio natural y cultural, a través de la educación y la participación comunitaria. A decir del Dr. Aguirre Díaz, «los geoparques no son prohibitivos, buscan concientizar… decirle a la gente que tenemos algo muy bonito, único en el mundo, un patrimonio que conviene conservar».
El proyecto también es una oportunidad económica para las comunidades, bajo el lema de la Unesco: «Celebrando nuestro patrimonio natural y promoviendo el desarrollo económico sostenible».
Pese al arduo trabajo, el camino hacia la certificación ha sido largo y complejo, tal como lo explica el académico universitario. «Desafortunadamente, al inicio del proyecto ocurrió la pandemia por COVID-19 y hubo cambio de gobierno, lo que retrasó el avance». El principal reto que ha enfrentado el grupo de trabajo es el de fortalecer la acción comunitaria, gubernamental y académica. «El siguiente paso es terminar de tejer esa vinculación y consolidarla».
A pesar de los obstáculos, el equipo -encabezado por el Dr. Aguirre Díaz- ha realizado el mapa geológico y el mapa geoturístico del geoparque, el cual incluye 60 sitios de interés; al tiempo que desarrolla programas de divulgación y capacitación en escuelas, así como seminarios abiertos al público.
El investigador nacional, nivel III, confía en que el proyecto pronto pasará de ser aspirante a formar parte oficial de la Red Mundial de Geoparques. «Dentro de un año, año y medio, vamos a solicitar la evaluación a la Unesco para obtener el certificado de Geoparque Mundial. Ahí no terminará el trabajo, al contrario, aumentará, porque habremos de mantenerlo e incrementar su valor, ya que cada cuatro años recibirá una visita de evaluación».
La invitación a la población es a conocer el proyecto, a través de las redes sociodigitales, bajo el nombre @geoparquequeretaro; visitar la exposición permanente en el Parque de la Lagartija en Juriquilla, Querétaro; y sumarse a los seminarios trimestrales que organiza el equipo de trabajo en el Centro de Innovación y Tecnología Creativa BLOQUE. «La mejor ayuda es visitar los sitios, buscar a los guías y contratarlos. Estas acciones van a impulsar a la gente de la comunidad y al geoparque, en su conjunto».