21 de agosto de 2025
Mextli Moreno
El consumo habitual de bebidas azucaradas ha sido relacionado con el desarrollo de la enfermedad renal temprana, una condición que puede avanzar sin síntomas evidentes hasta etapas avanzadas. En este sentido, especialistas han demostrado que el café, al consumirse con azúcar y otros aditivos, constituye un factor de riesgo para dicha enfermedad.
La enfermedad renal es una de las principales causas de muerte en el mundo, de tal manera, que para el 2040, será la quinta causa de fallecimiento, de acuerdo con la Dra. Sarahí Rodríguez González, coordinadora de Laboratorios de Ciencias Básicas de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ).
La investigadora explica que las causas más comunes de la enfermedad renal temprana son la obesidad, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares y, particularmente, la dieta; esta última relacionada con el consumo de alimentos procesados y, ricos en fructosa y glucosa.
Aunque la enfermedad renal, en etapas tempranas, puede no considerarse como tal, sí comienza a generar un daño en el organismo. Por ello es «muy importante prevenir la enfermedad renal, que es una de las principales causas de muerte en nuestro país».
Con la detección temprana, las personas pueden identificar los primeros signos de afectación y modificar sus hábitos, principalmente, aquellos relacionados con el consumo elevado de azúcar. A decir de la Dra. Rodríguez González, «el azúcar es un factor de riesgo alto para el estrés oxidativo, que es una de las principales causas del daño renal».
Diversos estudios han evidenciado la relación entre el consumo de bebidas azucaradas y la aparición de la enfermedad renal temprana, los cuales han demostrado que consumir una o más bebidas con azúcar al día incrementa significativamente el riesgo de desarrollar este padecimiento.
El consumo de café con azúcar podría estar relacionado con la enfermedad renal temprana. Si bien el café ha sido asociado con un efecto protector por su alto contenido de antioxidantes, los resultados obtenidos por el equipo de investigación de la Dra. Rodríguez González revelaron una realidad distinta: la forma en la que se consume el café puede anular sus beneficios.
Gran parte de los consumidores ingieren café con grandes cantidades de azúcar, crema, leche o edulcorantes, convirtiéndolo en una bebida azucarada y perjudicial. «No es que el café sea malo, es la forma en la que lo preparan».
Con el propósito de comprobar esta hipótesis, el equipo evaluó el daño renal temprano -relacionado con el consumo de café y la cantidad de azúcar añadida- en 180 personas entre los 18 y 35 años. Les fueron realizadas pruebas de química sanguínea de seis elementos (glucosa, urea, creatinina, ácido úrico, colesterol total y triglicéridos) y un examen general de orina para valorar la presencia de cantidades anormales de proteínas en la orina (proteinuria), indicativo de mal funcionamiento de los riñones.
También fue valorada la proteína KIM-1 (Kidney Injury Molecule-1), un biomarcador que establece la existencia de daño renal temprano y cuya presencia se puede observar en el túbulo proximal de los riñones. Al respecto, la investigadora nacional nivel I explica que decidieron «evaluar dicha molécula en el suero sanguíneo de todos los participantes para saber en cuáles se presentaba y en cuáles no. Si está presente, hay un daño renal temprano».
Los resultados fueron clasificados en tres grupos: personas con proteinuria, sin proteinuria ni otra afectación y sin proteinuria. Así, arrojaron que 50 % de los pacientes sin proteinuria, pero con presencia de KIM-1 consumía más de dos tazas diarias de café; mientras que 33 % no lo consumía a diario o no tomaba café en absoluto. En contraste, entre quienes no se presentó KIM-1, 67 % consumía dos tazas de café diarias y 33 % no lo consumía.
Por otro lado, en los participantes con proteinuria y con presencia de KIM-1, el estudio reportó que 60 % tomaba dos tazas de café diario; mientras que 40 % no lo consumía. En el grupo de personas sin presencia de KIM-1, 70 % no consumía café a diario o no lo consumía.
Sobre el modo de preparación del café, 50 % de quienes presentaron KIM-1 sin proteinuria, añadía tres cucharadas de azúcar por taza. En el grupo con presencia de KIM- 1 con proteinuria, por su parte, 75 % agregaba una cucharada de azúcar. En cambio, en aquellos sin KIM-1, con o sin proteinuria, no añadían azúcar a su café.
Estos hallazgos sugieren que el azúcar puede ser un factor de riesgo para el daño renal. «Nos dimos cuenta de que, efectivamente, ingerir café con azúcar constituye un alto factor de riesgo para desarrollar enfermedad renal temprana. No sólo el azúcar, todos los edulcorantes y aditivos como la crema, leche, lácteos, etc.».
En conclusión, los resultados del estudio evidenciaron que el consumo de café con azúcar está asociado con un mayor riesgo de enfermedad renal temprana. Situación contraria al café sin azúcar, que conserva sus propiedades antioxidantes y puede tener un efecto protector.