23.05.2018
Dr. Carlos M. Arróyave Hernández
Hacer estas preguntas hoy está relacionado con la noticia de que en la Ciudad de México y en Baja California, así como en algunos estados de Estados Unidos, se han reportado varios casos de sarampión. Es importante mencionar que los casos en la Ciudad de México fueron cuatro y todos ellos importados de Italia, donde actualmente hay un brote.
Al analizar los reportes epidemiológicos actualizados, encontramos que en los primeros meses de 2018 se han notificado -además de los países arriba mencionados- casos en Barbados, Brasil, Canadá, Guatemala, Perú y Venezuela, siendo este último país en el que más casos se han reportado. De febrero de 2017 a enero de 2018, en la Unión Europea se han descrito 14 732 casos, de los cuales 31 fallecieron. En su mayoría, los pacientes habían viajado al Reino Unido, Alemania y Venezuela, lugares de donde importaron la enfermedad a sus países de origen. Cabe destacar que ninguno de los pacientes tenía antecedente de vacunación contra sarampión.
Los casos anteriores han provocado que las diferentes autoridades de salud intensifiquen una vigilancia epidemiológica, capaciten a profesionales de salud para que cualquier caso sea reportado a las autoridades competentes y se realice un cerco sanitario, y efectúen una campaña de vacunación a la población en riesgo.
Con el objetivo de poder identificar en forma temprana un caso de sarampión, mencionaré algunos aspectos importantes de signos y síntomas de éste. Es una infección producida por un virus de la familia Paramixovirus, que ataca únicamente al hombre y no enferma a las mascotas como el perro y el gato. El contagio se lleva a cabo unos cuatro días antes de que aparezcan manchas en el cuerpo y cuatro días después de que éstas se quiten, ocurriendo el contagio de persona a persona por contacto con las secreciones provenientes de la nariz, boca o garganta.
Habitualmente, el primer signo es la presencia de fiebre elevada, que puede llegar a presentarse hasta unos diez días después de la exposición con el virus y que tiene una duración de cuatro a siete días. Posteriormente, se presenta fluido nasal con tos, ojos llorosos enrojecidos con molestia al ver la luz, ganglios linfáticos cervicales inflamados y unas pequeñas manchas blanquecinas en la parte interna de las mejillas, conocidos como el signo de Koplik. Este cuadro puede llegar a complicarse con otitis, neumonía, ceguera, diarrea, encefalitis, daño neurológico y muerte.
El exantema se inicia en la cara y parte superior del cuello extendiéndose rápidamente al resto del cuerpo. Todo esto suele dilatar un promedio de cinco días y va desapareciendo en la misma secuencia que se inició. Aunque en ocasiones los síntomas y signos llaman mucho la atención, en la mayoría de los casos no se requiere de hospitalización, excepto que el médico lo crea conveniente. No hay tratamiento específico contra el virus del sarampión, sólo medidas generales y sintomáticas con ingesta frecuente de líquidos. El paciente debe de permanecer aislado y no debe dársele ácido acetilsalicílico (aspirina), pues se ha publicado que puede desarrollarse un síndrome conocido como de Reye.
Conocer el sitio en donde se han reportado los casos es fundamental, pues cada vez es más fácil visitar otros países y lo que uno menos quiere es enfermarse; es así, que en México se recomienda que, en forma preventiva, cualquier persona que viaje a Europa se vacune cuando menos 14 días antes de su salida.
La recomendación para su control a nivel mundial es preventiva, existiendo una vacuna de virus atenuado combinado con los virus también atenuados de rubeola y paperas (Vacuna Triple Viral en el consultorio). La vacuna tiene una eficacia de 93 % a 97 % cuando se aplica en una sola dosis. En México, se recomiendan dos dosis alrededor del año de edad y una tercera, a los seis años de edad como refuerzo.
Tratando de contestar a la pregunta motivo del artículo, se ha publicado en estudios epidemiológicos llevados a cabo en Estados Unidos que el promedio de duración de protección dada por la vacuna de sarampión no va mas allá de los diez años, habiéndose reportado casos aislados de protección hasta de 27 años. En estudios ampliados a América, un desglose de resultados mostró que 25 % de los vacunados perdió su protección a los ocho años, 50 % a los 19 años y 25 % a los 38 años de haberse aplicado la vacuna, por lo que en el futuro deberán recomendarse refuerzos en la adolescencia y edad adulta, así como en viajes al extranjero a sitios en los que existan reportes de brotes o cuando se reporte haber tenido contacto con casos activos de la enfermedad.
Recientemente, durante unas competencias de porristas en Dallas, Texas, en las que miles de personas fueron expuestas al sarampión, hasta la fecha no se ha reportado un caso de enfermedad. Esta observación y muchas otras anteriores sugieren que, después de recibir las dosis de vacunación en la infancia contra el sarampión, se aplique una extra alrededor de los 18 años de edad. Si la persona es adulta y desconoce el haber recibido la vacuna en la infancia, lo más recomendable es ponerse en contacto con su médico para tener la protección adecuada. Después de ponerse ésta, algunas personas (15 % a 20 %), desarrollan síntomas leves, siete a catorce días después de su aplicación, considerándose esto normal por lo que la persona no debe de alarmarse.
Como puntos importantes de esta infección tenemos: Es una infección viral que no tiene tratamiento específico y no requiere hospitalización. Cuando alguien tiene la infección, hay que evitar que otras personas se contagien. No debe de darse a estos pacientes ácido acetilsalicílico (aspirina). Como recomendación para evitar la enfermedad, sólo existe la medida preventiva de la vacunación. La vacuna es eficaz contra todos los genotipos circulantes del virus en el mundo. Gracias a la vacunación, en México, no se han presentado brotes pandémicos en toda la República, siendo el último brote en la década de los 80, con 12 000 casos y 500 muertes. Ya que contamos con la vacuna y conocimiento de su forma de transmisión, esperamos que en el futuro podamos erradicarla.