ECOLOGÍA RIZOMÁTICA HOY

10.05.2023

Paisajes marinos «muy dentro del mar»  

Dr. Pedro Joaquín Gutiérrez-Yurrita

Ilustración: Jorge Alcántara 2023
Fotografía: Jorge Alcántara

La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR), firmada el 10 de diciembre de 1982, es una de las convenciones más complejas de Naciones Unidas (NU) por su origen en la década de los años 50 y las tres convenciones que precedieron el texto actual.

 

Un punto importante es que la CONVEMAR no trata a los mares más allá de la jurisdicción de los países, ya sean Parte o no de la Convención, aunque menciona que la Zona de Alta Mar es un área no jurisdiccional de ningún país.

 

La CONVEMAR define en su artículo 1°, numeral 1: «Por “Zona” se entiende los fondos marinos y oceánicos, y su subsuelo fuera de los límites de la jurisdicción nacional»; por lo que se entiende que la Zona es un área que pertenece al mundo o, como actualmente se dice, es patrimonio mundial. Sin embargo, hay ciertos protocolos de respeto que se deben seguir para faenar en ella de manera extractiva, ya sea pescando o haciendo minería submarina; de manera constructiva, instalando tuberías de gas o cables; o simplemente de tránsito por transporte de materiales o por turismo, etc.

 

Como somos muchos en este planeta -me refiero a los humanos- y como necesitamos más alimento y más materia prima para satisfacer nuestras necesidades y necedades -de cambiar equipos de telefonía o pantallas de televisión a cada rato, por decir algo simple-, los recursos naturales de la mar oceánica han sido sobreexplotados. Dicen que lo que es de todos es de nadie y siguiendo el estudio de 1832-33 de William Forster Lloyd -popularizado por Garrett Hardin en 1969-, La tragedia de los comunes, nos enfrentamos a una tragedia marina mundial.

 

Es verdad que la sobreexplotación de los recursos de ultramar no es pareja dentro de un mismo país ni, mucho menos, entre países. Los países con mayor poder económico tienen mayores flotas pesqueras y maneras de realizar minería marina. Bajo este contexto, NU se ha percatado de que debería realizarse una gestión sustentable de la Zona y que, posiblemente, los países que más aprovechan sus recursos, así como los países que tienen sus límites jurisdiccionales colindantes con Alta Mar, deberían prestar mayor atención a su conservación.

 

Por otro lado, NU desea conciliar los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS), las metas post 2020 y la Agenda 2030 entre todas sus Convenciones para estar alineadas y trabajar por un verdadero futuro común. La alineación se basa, al tratarse de temas del mar, en dos convenciones, principalmente: la CONVEMAR y la Convención de la Diversidad Biológica (CDB).

 

Esta última acaba de convenir en diciembre del 2022 el llamado Acuerdo 30x30 a 2030, consistente en proteger 30 % del planeta y rehabilitar 30 % de los ecosistemas marinos, costeros y terrestres degradados de aquí al 2030, además de haber hecho más ambiciosas las metas y alcances de protección de la biodiversidad... pero de ello hablaremos en el próximo artículo.

 

Bajo este contexto internacional, se plantea la protección de la Zona, siendo ésta un paisaje marino extra-jurisdiccional. Recordemos que la soberanía de un país abarca 200 millas marinas; fuera de ese límite, no tiene jurisdicción ningún país -claro que, si hay dos países separados por menos de 400 millas marinas, se reparte el espacio marino por partes iguales, no dejando nada para aguas marinas internacionales-.

 

De esta forma, NU ha convocado a las Partes de la CONVEMAR a realizar un documento que, en cierta forma, regule las actividades en la Zona para que éstas sean sostenibles de la diversidad biológica marina y preserven la cultura, tradición y aprovechamiento de las comunidades que gozan de sus atributos paisajísticos.

 

En la Conferencia intergubernamental sobre un instrumento internacional jurídicamente vinculante, en el marco de la CONVEMAR relativo a la conservación y utilización sostenible de la diversidad biológica marina de las zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional, realizada en Nueva York del 15 al 26 de agosto del 2022, se elaboró nuevo proyecto de texto -actualizado de un acuerdo previo de la CONVEMAR- sobre la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica marina de áreas fuera de la jurisdicción nacional.

 

Este documento se encuentra todavía bajo análisis de cada una de las partes de la CONVEMAR. El objetivo del presente Acuerdo es asegurar la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica marina de las zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional, por el momento y a largo plazo, mediante la aplicación efectiva de las disposiciones pertinentes de la Convención y, una mayor cooperación y coordinación internacionales.

 

Por parte de México, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) coordina a las dependencias que puedan estar involucradas en estos temas de derecho del mar y acceso a los recursos naturales para determinar la postura de México. El documento que se está analizando presenta los siguientes puntos, que me parecen interesantes bajo la perspectiva de la ecología del paisaje:

 

  • Mantiene disposiciones pertenecientes a la CONVEMAR, como la obligación de proteger y preservar el medio marino.
  • Propone la necesidad de respetar el equilibrio de derechos, obligaciones e intereses entre las Partes, establecido en la CONVEMAR.
  • Propone la necesidad de que el régimen global integral aborde mejor la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica marina de áreas fuera de la jurisdicción nacional.
  • Exige mayor respeto de la soberanía, la integridad territorial y la independencia política de todos los Estados sean Parte o no del CONVEMAR.
  • Establece el compromiso de lograr un desarrollo sostenible.

 

Los retos jurídicos y económicos que aún no se han podido solventar son los relacionados sobre cómo operar la vigilancia en un área extra-jurisdiccional. La mejor posibilidad podría ser atrayendo la atención del derecho Internacional y de la CONVEMAR, creando posiblemente una flota de vigilancia internacional. Se sufragaría con las aportaciones de las Partes, pero no así de los países no firmantes de CONVEMAR, quienes posiblemente no la reconozcan como «policía» marina internacional.

 

Se ha discutido y analizado de manera detallada este tema, debido a que no se tiene claro qué país o Parte del CONVEMAR puede llamar la atención a un barco pesquero, por ejemplo, que esté pescando en aguas internacionales. En México, por ejemplo, ¿le correspondería a la Secretaría de Marina, a través de la Marina Armada o de la Marina Mercante (SEMAR)?, ¿podría ser competencia compartida con la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA) y/o con la Comisión Nacional de la Pesca (CONAPESCA)?

 

Otro de los puntos álgidos es cómo se analizará la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) o la Evaluación Estratégica del Paisaje (EEP). ¿El sujeto que realiza las faenas de pesca o mineras debería hacer una solicitud a CONVEMAR de su actividad y presentar una MIA o una EEP? Una vez recibida la solicitud, ¿quién y cómo debe hacerse la evaluación de la solicitud? Me queda claro que muchos de los millares de embarcaciones que transitan por aguas internacionales y extraen los recursos naturales de ellas, no solicitarán el permiso exigido por la CONVEMAR y que todas las embarcaciones de los países no Parte de la CONVEMAR, no lo harán porque no reconocen dicha convención.

 

De igual forma, las embarcaciones que se dedican a buscar recursos genéticos, no solicitarán permisos para tales fines y actuarán, entonces, en ilegalidad si tienen bandera de algún país parte de la CONVEMAR, pero no serán ilegales si son de bandera independiente.

 

Los paisajes marinos extra-jurisdiccionales ahora son reconocidos por NU y sus países Parte, gracias a los servicios ecosistémicos que aportan a la humanidad y a su valor intrínseco como la parte más abundante de nuestro planeta, la mar oceánica. Usar sus recursos, ahora, debe ser bajo los principios rectores de las diversas convenciones de NU, con la mira puesta en que ahora se deben reconocer como patrimonio de la humanidad, con especial énfasis en las comunidades indígenas que los solían utilizar desde hace muchos años y, ya son parte de su tradición culinaria y cultura de aprovechamiento.

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