La importancia de la ciencia, la tecnología y la innovación en cualquier ámbito -ya sea educativo,
industrial o empresarial- es hoy en día parte sustantiva para la sobrevivencia y la competitividad. La industria se está viendo fuertemente influenciada por enfoques como el cuidado del medio
ambiente, la responsabilidad social, la innovación abierta, el valor compartido, entre otros, para crear un diferenciador, una propuesta de valor o simplemente para tener competitividad en su sector
de mercado.
Derivado de lo anterior resulta de vital importancia conocer cada enfoque y ser comunicadores de éstos
hacia nuestro entorno, ya que debemos buscar esos círculos virtuosos de ganar-ganar entre todas las personas involucradas, respetando el medio ambiente y atendiendo esos grandes problemas sociales
que tenemos a nivel mundial y, sobre todo, nacional y localmente.
Argentina, Brasil y México han avanzado en la identificación y definición de una orientación estratégica
en sus políticas de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI), asignando parte de los recursos disponibles a empresas en sectores específicos -energía, agricultura, electrónica- o ámbitos tecnológicos
-TIC, biotecnología-.
Actualmente, la realidad ha obligado a repensar cómo este desarrollo puede alcanzar a todos los sectores
de la población y disponer de los procesos necesarios para conseguir este objetivo: hacer de la ciencia, la tecnología y la innovación (CTI) uno de los principales motores para el desarrollo
económico. Para lograrlo es necesario repensar dicha realidad en términos de inclusión y no sólo considerando la posibilidad de acceder a bienes materiales o posibilidades económicas, sino la
posibilidad de tener condiciones de vida dignas.
El desarrollo inclusivo y sostenible es el principio según el cual los beneficios del crecimiento
económico deben distribuirse de forma equitativa, sin dejar a nadie atrás y cumpliendo con las necesidades del presente, sin poner en peligro a las generaciones futuras. La inclusión social significa
que todo el mundo puede tener las mismas oportunidades de acceso a las instituciones y los recursos para vivir una vida socialmente digna. El crecimiento inclusivo, por su parte, significa reducir
las desigualdades de los salarios, crear puestos de trabajo decentes para todos y, a la vez, promover el empoderamiento y la igualdad de oportunidades.
El crecimiento inclusivo y el desarrollo sostenible son fundamentales para conseguir los 17 Objetivos de
Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas (ONU), entre los que se encuentran puntos clave como conseguir energía limpia y asequible para todos, reducir de las desigualdades y, hacer más
sostenibles las comunidades locales y las ciudades.
Bajo estos principios es prioritario aumentar el grado de inclusión social en ciudades que sean cada vez
más sostenibles, lo que valida la adopción de una estrategia de crecimiento sostenible basada en los principios de no discriminación, igualdad de oportunidades y dignidad equitativa para todas las
formas de diversidad. Algunos emprendimientos sostenibles alrededor del mundo que están poniéndose en práctica son: urbanismo verde, economía circular, puntos de recarga públicos y empoderamiento
ciudadano.
Uno de los grandes retos para transitar hacia la sustentabilidad es lograr que la sociedad, en su
conjunto, participe en la construcción de soluciones a estos problemas. Para ello, se requiere de nuevos modelos de desarrollo basados en el uso sustentable de los ecosistemas y sus recursos
renovables, que minimice la degradación ambiental usando herramientas tecnológicas que les faciliten estas tareas.
La comunidad científica, haciendo uso de la multidisciplinariedad, puede contribuir a generar tales
modelos. La crisis ambiental y socioecológica se manifiesta en cada país con particularidades propias, debido a la combinación suigéneris de factores naturales, sociales, económicos, culturales y
políticos.
En el caso de México, la confluencia de dos factores es especialmente relevante en la búsqueda de
respuestas y soluciones: la megadiversidad biológica y, la megadiversidad cultural y social existentes en el país. Estas dos particularidades encierran una gama enorme de conocimiento, creatividad y
trayectoria en la gestión de alternativas de sobrevivencia. En este sentido, México puede considerarse como un megalaboratorio con grandes variantes socioecológicas.
En mundos urbanos tan divergentes, la tecnología se ha convertido en la interfaz y el articulador o
mediador natural entre la sociedad y el ambiente. La innovación ecotecnológica es un medio que puede lograr la fusión de la ciencia y la sociedad en la búsqueda de la sustentabilidad, usando como
sistemas de análisis a aquellos que tienen que ver con la producción agrícola, pecuaria y forestal.
El liderazgo sustentable refleja la conciencia emergente entre las personas que están decidiendo vivir sus
vidas y dirigir sus organizaciones en una forma que tome en cuenta su impacto en el planeta, la sociedad y la salud de economías locales y globales (Mary A. Ferdyn).