CAMBIO CLIMÁTICO: HIDROLOGÍA Y SOCIEDAD
02.04.2019
Dr. Enrique González Sosa
En la historia de la humanidad, las catástrofes asociadas a fenómenos hidrometeorológicos nos han mostrado cómo deben ser las condiciones de adaptación o de resiliencia -capacidad que tiene una persona para superar condiciones traumáticas- ante los cambios socio-ambientales; sin embargo, hoy en día, nos enfrentamos a cambios socio-ambientales de mayor significancia y, en consecuencia, a una mayor resiliencia.
Aunque parezcan meras suposiciones, el desorden climático es una realidad innegable que afecta a todas las culturas y todas clases sociales. Éste nos sitúa en un reflexión profunda acerca de quién debe resolver los problemas que genera. En principio, pensamos que serían los gobiernos, instituciones internacionales y, sobre todo, las grandes industrias, sin olvidarnos de lo que aportan los tres sectores de la economía. Pero, sin duda, es parte de nuestra responsabilidad social transitar hacia acciones concretas y simples: reducción de consumo de agua y energía, organización y reciclaje de basura, entre otras que no requieren participación de entidades u organismos externos de nuestro contexto social.
¿Por qué hacerlo nosotros? Hoy podemos observar, como ejemplo muy claro de una situación grave, cómo nuestros ríos -que son el sistema circulatorio del planeta que transporta vida- son un sistema con cáncer, transporta una gran variedad de desechos sólidos, así como de desechos químicos. Lo mismo acontece con los embalses, sin importar su tamaño y ubicación. Claro, los embalses que rodeaban a los centros urbanos, que fueron construidos para abastecimiento de agua, para protegerlos de inundación e, incluso, para diversión y bienestar, se han convertido en vertederos y focos de contaminación.
No es necesario llegar a crisis ni imponer normas punitivas para tomar conciencia de nuestra responsabilidad social ante los embates del cambio climático. La experiencia dice que sin abandonar la regulación de los gobiernos, corporaciones, organizaciones de la sociedad civil y la propia sociedad crean nuevas formas de conciencia social, nuevas formas de mercado, con un trabajo estratégico para crear también nuevas formas de conciencia; dicho de otro modo, crean su propia versión social y de responsabilidad con el medio ambiente, muchas veces más efectiva a pesar de ser menos formal y sin la aplicación de elementos regulatorios impuestos por los gobiernos.