01.03.2018
Dr. Enrique González Sosa
El lugar seleccionado para el asentamiento de las primeras civilizaciones ha sido determinante en el desarrollo de las grandes ciudades, las cuales generalmente crecieron sobre las márgenes de ríos. Otras urbanizaciones se desarrollaron en valles y montañas. Nunca nos imaginamos que la topografía y el clima fueran factores determinantes para la actual calidad de vida de la sociedad, incluso vivir en zonas de alto riesgo por inundaciones y por contaminación ambiental. Por más que parezca poco creíble, en la actualidad 54 % de la población mundial vive en áreas urbanas, proporción que puede incrementares 75 % para 2050 (ONU): 90 % de la población de Asia y África habita en zonas urbanas, las 28 mega ciudades con más de 10 millones de habitantes representan 7 % de la población mundial (153 millones de habitantes) y cerca de la mitad de la población mundial habita en pequeñas ciudades con menos de 500 000 habitantes.
La contaminación del agua, aire y medio ambiente no puede disociarse de la concentración de la población en los centros urbanos. La exposición a contaminantes ambientales es el quinto riesgo global para salud, seguido por la malnutrición, presión alta y el consumo de tabaco. La vida en los centros urbanos es excitante y al mismo tiempo toxica: contaminación del agua y del aire producida por fuentes fijas, móviles y accidentales.
Las emisiones de los contaminantes en los centros urbanos están compuestas por aerosoles orgánicos, el mayor componente de partículas finas PM25, generadas por la oxidación de compuestos orgánicos volátiles (VOC, siglas en Inglés), que también contribuyen a la contribución de Ozono (O3) incrementando el riesgo de enfermedades respiratorias.
Aunque había sospechas de que los productos químicos volátiles (VCP, siglas en Inglés) afectan de manera significativa el ambiente, estudios recientes -como el dirigido por McDonald y sus colaboradores en 20181, demuestran que en las grandes ciudades de los Estados Unidos, como Los Ángeles, California, los VCP -pesticidas, pinturas, barnices, aromatizantes, adhesivos, productos de cuidado personal, entre otros- llegan a superar las emisiones de los VOC. Las implicaciones ambientales de ello en las poblaciones altamente urbanizadas afectan directamente la calidad del aire y a la salud humana, por lo que nuevos paradigmas científicos vienen a tomar importancia sobre la forma de vida de los grandes centros urbanos.
La calidad ambiental en los hogares deja de contribuir a una mejor vida, a causa de la contaminación por CVP, de igual forma que la contaminación exterior deteriora de la salud humana por la exposición al Ozono (O3), partículas PM25 y otros elementos tóxicos que se encuentran en el aire. Independiente de la emisión de estos contaminantes a la atmosfera, ¿hasta dónde pueden afectarnos estos contaminantes ante su solubilidad del agua? Ante estas evidencias, ¿cómo vamos y, debemos afrontar y crear una atmosfera libre de contaminantes en los hogares y las zonas urbanas en México para reducir o evitar la contaminación que ya enfrentan las grandes urbanizaciones del mundo?
1Science: 16 de febrero de 2018: Vol. 359, Issue 6377, pp. 760-764DOI: 10.1126/science. aaq0524