03.04.2018
Dr. Enrique González Sosa
La urbanización es un foco de atracción para la sociedad porque concentra bienes y servicios, y se podría expresar que genera bienestar: «Ciudades Inteligentes-Smart Cities». La concentración en los centros urbanos parece imparable, no cesa de crecer y, día con día, los sistemas ecológicos naturales son alterados o bien desaparecen para dar lugar a los espacios urbanos y a una sociedad automatizada, en la que el progreso está sustentado en los cambios tecnológicos y las interacciones sociales generando distanciamientos de la conciencia humana sobre las situaciones cambiantes del clima.
Este enfoque deja al margen la evolución de los sistemas ecológicos que sustentaban las condiciones climáticas con una «variabilidad anual normal» en zonas o regiones donde actualmente hay una alta automatización, como en las grandes urbanizaciones o corredores industriales, impronta una nostalgia del medio rural. En las grandes ciudades, los riesgos contrastan con las acciones por la preservación de ecosistemas naturales y la pérdida de áreas verdes. Forzar el aumento de la temperatura del aire (la evaporación potencial), como una medida ante la demanda de humedad del ambiente, pudiera ser un factor que incremente las sequías urbanas severas. Independientemente de la transformación natural de los ecosistemas y del paisaje por los incendios forestales, la dinámica del proceso erosión-sedimentación que forma las llanuras o valles lagunares -como el lugar donde se localiza la ciudad de Querétaro-, sufre alteraciones irreversibles.
La transición hacia la modernidad supera las capacidades de una respuesta planificada que mitigue a corto, mediano y largo plazo los cambios que ocasiona al clima y, sobre todo, genera un desconcierto sobre las implicaciones en la vida de los seres humanos. No obstante el furor de los techos verdes, muros verdes, huertos urbanos, entre otras acciones como medidas para combatir los efectos del cambio climático en zonas altamente urbanizadas; el uso de pinturas, pesticidas, abonos, entre otros generan metales pesados y otros tóxicos, sobre todo, en zonas cercanas a áreas industriales, vertedores, sistemas hidráulicos y vías altamente transitadas.
De esta forma, es claro que las causas evolutivas de los cambios climáticos son causadas por los seres humanos, una gestión inapropiada de las tierras agrícolas y una deforestación voraz. Más aun cuando la movilidad del ser humano requiere de la degradación de los ecosistemas por la pérdida de cobertura vegetal para el trazo de nuevas vialidades, la extracción masiva materiales para la edificación de vivienda e infraestructura, y sin duda, la sobreexplotación del agua para la preservación de la vida misma.
Ante el crecimiento de la población y la concentración en los centros urbanos, es necesario evaluar los riesgos de la creación de “Ciudades Inteligentes-Smart Cities”, ya que desaparecen los servicios ambientales que ofrece la naturaleza y aumentan los riesgos de desastres -inundaciones y desertificación-. ¿Cómo sobrevivir cuando el cambio climático toma el relevo y se pierde 100 % del territorio natural? Son las otras razones que contribuyen al cambio climático para dejar atrás la nostalgia del medio rural.