CAMBIO CLIMÁTICO: HIDROLOGÍA Y SOCIEDAD
17.09.2025
Dr. Enrique González Sosa
A la hora actual, todo el mundo habla de cambio climático y de inundaciones como acontecimientos virales de cualquier red social, sin embargo, hablar de los impactos del cambio climático y sus efectos en la sociedad no debería ser sólo hablar por estar en sintonía con las tendencias en redes sociales, sino hablar con responsabilidad, conocimiento y datos de hechos tangibles.
Se habla de inundaciones sin conocer su origen, acreditando su génesis a los efectos del cambio climático; pese a ello, la percepción social del origen de las inundaciones no es generalizada. Este mar de información en redes sociales dicotomiza el concepto de inundaciones, convirtiéndose en una discusión ideológica y publica generalizada.
Ilustremos con los acontecimientos de las inundaciones recientemente ocurridas en las ciudades de México y Querétaro, sin olvidar que, naturalmente, el proceso es análogo en muchas ciudades de México, inclusive del mundo. Casualmente presentan un paralelismo: inundaciones recurrentes por acumulación de agua en zonas bajas. Asimismo, ambas ciudades tienen en común: a) zonas relativamente planas (antiguo lago) rodeadas por montañas; b) grandes áreas urbanizadas que limitan los flujos hacia el suelo (infiltración y flujo superficial), favoreciendo mayormente el escurrimiento superficial; y c) el reconocimiento de cambios en los patrones de lluvia originados por calentamiento global del planeta, popularmente conocido como cambio climático.
Parece incuestionable que consignemos al desarrollo y a la urbanización como la raíz de las inundaciones, porque la sociedad crea y requiere espacios para su convivencia y coexistencia. Podemos responsabilizar y culpar al cambio climático, pero es innegable que el desarrollo, el trazo urbano y la forma en que se distribuye a lo largo y ancho de una metrópoli -ya sea en sus zonas altas, laderas y zonas bajas- determinen y jueguen un papel fundamental en el proceso y magnitud de las inundaciones por acumulación de agua, como pasa en México y Querétaro -sin tomar en cuenta que también sufren problemas de subducción-.
Adicionalmente, en el proceso de las inundaciones por acumulación de agua son relevantes la topografía y las características de la lluvia -cantidad y duración, espacio y extensión de las celdas de precipitación-, porque la forma en que llueve condiciona la rapidez en que transita y se acumula el agua. Digamos que no es lo mismo que lluevan 40 milímetros (40 Lm-2) de agua en una hora, a que esos mismos 40 milímetros lluevan en 24 horas.
En cuanto a la topografía, la pendiente juega un papel relevante; entre más pendiente, mayor velocidad. Técnicamente, a la agrupación de los elementos indicados, se le conoce como la relación lluvia-escurrimiento, llanamente, el cómo y el dónde llueve. De esta forma, vemos que las inundaciones son un problema y una realidad que debemos enfrentar con acciones concretas, en las que el conocimiento científico debe fluir de manera pragmática.
La información que inunda las redes y es tendencia, y que además se abanderiza, puede adulterar el conocimiento científico que busca respuestas para enfrentar y resolver los problemas, generando un espectro de conjeturas y sentimientos, incluso, un incremento en el número de eco-ansiosos o eco-deprimidos.
La información que inunda las redes sociales y que llega a la población no es eficaz y suele ser imprecisa. La ciencia busca y habla con la verdad. La información fluye social y políticamente, y es expuesta al mismo nivel de veracidad de un científico, el cual se basa en datos y estudios. Es justo aquí cuando enfrentamos un conflicto: la credibilidad científica ante el estilo y formas de comunicación. Tenemos que evitar caer en eufemismos que alimenten las noticias falsas y la seudociencia.
Pragmáticamente podemos decir, el científico busca resultados útiles y resuelve problemas, en tanto la información emanada de activistas sociales y públicos produce una fractura social que se apoya en narrativas simplistas, que erosionan la valoración científica de los problemas que debemos enfrentar y resolver, como son particularmente las inundaciones.
Simplificar hechos y responsabilizar a terceros es un discurso común para evadir explicaciones sin soporte científico por parte de los tomadores de decisiones. Es vital inundar a la población con conocimiento científico para que tome conciencia de los problemas que estamos enfrentando por el calentamiento global de la Tierra.