CAMBIO CLIMÁTICO: HIDROLOGÍA Y SOCIEDAD
03.11.2023
Dr. Enrique González Sosa
Ahora más que nunca no pueden negarse los cambios en los procesos y fenómenos hidrológicos, productos del calentamiento global engendrado por el desarrollo industrial y el crecimiento de la población.
La sequía severa ocurrida entre el otoño y la primavera de 2022-2023 disminuyó sustancialmente la humedad del suelo y el flujo de los ríos con efectos severos en los ecosistemas terrestres y acuáticos, impactando particularmente el crecimiento de los cultivos, vitales para la alimentación humana. Las temperaturas excedieron los valores promedio históricos por más de 4° C en países del norte de África y sur de Europa, como España y Francia.
Tales condiciones de sequía y ondas de calor, sin importar su nivel -moderada o severa- menoscabaron la distribución y disponibilidad del agua. En algunos casos, fueron aplicadas regulaciones en sus usos y tandeos para los servicios fundamentales de la sociedad.
Las penurias que sufrimos por la escasez del agua desde tiempos inmemorables y sus efectos socioeconómicos en la actualidad y épocas recientes -años 30 y 50- se repitieron en la década de los 2000. En contraste, en la década 1980-1990, cuando ocurrió un periodo de fuerte humedad, hubo una abundancia como viene aconteciendo en los últimos meses de este año 2003.
Europa, Asia, EE.UU, América Latina, no importa qué lugar del planeta, las copiosas lluvias están provocando más daños que beneficios. De igual manera, parece inadmisible que, a pesar de la abundancia de agua, las presas continúan con niveles bajos, los acuíferos no alcanzan su recuperación y los niveles de los ríos aún son reducidos.
Estos nuevos eventos, ostentosamente llamados «eventos extremos» -inexistentes en los registros históricos-, nos están imprimiendo un nuevo rumbo en las formas de vida y en los medios de adaptación de los seres vivos del planeta; de igual forma, una nueva perspectiva acerca del manejo de los recursos naturales, entre la penuria y la abundancia, la nueva era del planeta.
Muy probablemente las nuevas condiciones climáticas globales nos obligan a reflexionar sobre los procesos de la naturaleza, como los de superficie: el escurrimiento, la infiltración, la evaporación, la erosión y la pérdida de materia orgánica, por mencionar algunos. Cómo explicar que las lluvias recientes no acaban con la escasez de agua con eventos que superan los 200 litros por m2 por día, o llegan a 800 Lm2, como aconteció recientemente en Hong Kong (158.7 Lm2), Brasil (300 Lm2) y Grecia (600-800 Lm2); eventos copiosos, algunos superiores a la lluvia típica de un año.
La respuesta actual de la superficie terrestre -deforestación, cambios de uso del suelo, incendios forestales, urbanización- desafía el conocimiento de nuevos fundamentos que transforman la capacidad de infiltración y movimientos de masa del suelo, entre otros.
Los cuerpos de agua, ríos y acuíferos continúan sin recuperarse. Naturalmente, aparte de mejorar la comprensión de las transformaciones naturales por los nuevos «eventos extremos», aún queda por asimilar cómo deben prepararse las ciudades y grandes metrópolis, y por definir las acciones para enfrentar la escasez y la abundancia de agua provocada por el calentamiento global: periodos de sequía largos y considerables precipitaciones a las registradas en los últimos 100 años.