21.03.2020
Dr. Enrique González Sosa
El agua de nuestro día a día es cada vez más cara a pesar de contar con suficiente agua en el planeta, 80 % de la superficie de la tierra. Contradictoriamente, el agua para el consumo es limitada y la mayor parte de ella es salada. La escasez podría aumentar en el futuro, ocasionada por el cambio climático y provocar la guerra por el agua o la guerra climática, el «Apartheid climático».
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), 700 millones de personas viven en las diez ciudades más grandes del mundo. Una de cada cuatro ciudades deberá reinvertir para recuperar sus recursos hídricos, y es que muy probablemente podrá agravarse su escasez con los efectos del cambio climático, algo de lo que la sociedad está consiente pues el agua es primordial para la vida humana.
Sobre los riesgos climáticos por acontecer en el próximo siglo, la sociedad pasa por alto los propios y futuros del agua. ¿Somos demasiado indolentes?, ¿por qué no sabemos que podrá pasar, si ya hay lugares donde la temperatura ha aumentado 3 ° C, con un futuro «distópico», con un consumo de combustibles fósiles excluyente de políticas de mitigación climática y con un aumento de 5° C al final del siglo? (Zeke Hausfather & Glen P. Peters | Nature, vol. 577, 2020).
Muchos investigadores del clima no están familiarizados con los detalles de los escenarios del cambio climático (RCP8.5). Realmente, la exuberancia de escenarios contenidos en los reportes del calentamiento global ponen en desafío a los usuarios de datos del clima y los tomadores de decisiones -más de 12 000 escenarios de mitigación en 2014 (AR5) y 400 escenarios en 2018 (IPPC)-.
En este sentido de incertidumbre del riesgo de escenarios climáticos visualizados y las posibles estrategias consideradas por entidades no gubernamentales, preocupadas por la inversión excesiva de acciones poco productivas y relevantes para el bienestar de la población, es necesario apuntalar acciones y estrategias que generen resultados en concordancia con la construcción de una resiliencia que reduzca la vulnerabilidad ante el escenario extremo del aumento de temperatura de 5° C en 2100.
Si los escenarios fueran elegidos con base en sus resultados y no en su probabilidad, las estrategias sobre el agua para el próximo siglo tendrían que forjarse sobre nuevas alianzas con la sociedad y con los expertos de políticas públicas. Es por eso que las nuevas generaciones de escenarios climáticos, denominados vías socioeconómicas compartidas (SSP por sus siglas en inglés), tienen un enfoque más diversificado sobre la línea base de los escenarios del cambio climático.
Si los escenarios fueran creíbles, la elaboración de estrategias para la conservación y disposición del agua serían también estables. En este sentido, hay propuestas sobre el agua. Los diversos grupos y organizaciones (The Nature Conservancy, C40 Cities Climate Leadership Group e International Water Association) consideran cinco estrategias comunes para la conservación del agua: protección de superficie, reforestación, restauración de la vegetación ribereña, mejoras prácticas para la agricultura y reducción de combustibles forestales. Por cada estrategia podrá reducirse la contaminación y erosión de más de 2000 fuentes de contaminación de 500 ciudades del planeta.
A pesar de la incertidumbre y los riesgos de escenarios críticos del calentamiento global, cada estrategia vendría a sobrellevar la resiliencia y la vulnerabilidad por la reducción de agua para el uso humano, reducir la destrucción de las riquezas naturales del agua del planeta.