CAMBIO CLIMÁTICO: HIDROLOGÍA Y SOCIEDAD

10.07.2018

Cómo el cambio climático está afectando la calidad nutricional de los alimentos    

Dr. Enrique González Sosa

Fotografía: Jorge Alcántara 2018

La extensión de los periodos de sequía, la ampliación de la duración de las estaciones, el aumento de las precipitaciones y el ascenso de la recurrencia de ondas de calor son anomalías originadas por el cambio climático. La temperatura de la Tierra se amplió por más de 33 años consecutivos -400 meses- por arriba de la temperatura media del siglo XX.

 

Desde 1977, según estimaciones de la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration. U.S Department Comerce), todos los meses rebasaron la temperatura media registrada en el siglo XX. Abril de este año «estuvo marcado por eventos climáticos de alto impacto, de acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial (OMM)», con información obtenida de más de 6300 estaciones meteorológicas distribuidas en todo el planeta.

 

Si adicionalmente consideramos el crecimiento global de las emisiones de CO2, de 300 ppm en el siglo pasado a más de 400 ppm en la actualidad, podrían esperarse concentraciones de 1000 ppm para 2100, lo cual está afectado, en específico, a la calidad de los cultivos. Las consecuencias del incremento del CO2 atmosférico y el cambio climático vienen a ser un problema mundial de seguridad alimentaria, tanto por el suministro, como por la calidad proteínica de los cultivos.

 

En las ultima décadas, la cosecha de los cereales básicos, como el arroz y maíz, descendió entre 20 % y 40 % por el incremento de la temperatura en las zona tropicales y subtropicales, sin considerar los efectos de eventos hidrometeorológicos extremos, producto del cambio climático.

 

En lo referente a la calidad de los cultivos, su contenido de minerales y proteínas en la dieta diaria de los humanos es esencial para su desarrollo y buena salud. En cuanto al consumo de arroz, podemos mencionar que constituye 50 % la dieta proteínica de 600 millones de habitantes del sureste de Asia, según un estudio publicado en Science Advances (Chunwu Zu et al. 2018).

 

En el contexto nacional, Jasso y Becerra (2005) reportaron que, en los noventa, 69,5 % de las proteínas consumidas por los mexicanos estaban constituidas por maíz, leche, trigo, frijol y carne bovina. Por tanto, las derivaciones por la reducción de la calidad de los cereales tienen influencia en la salud humana. Específicamente, si el balance entre el consumo de CO2 por parte de la vegetación y la extracción de los nutrientes obtenidos del suelo resulta negativo, modifica el elemento principal de la vegetación, el ionome -nutriente mineral- (siglas en Inglés) en muchas especies vegetales.

 

Los estudios en 19 variedades de arroz, teniendo en cuenta el incremento de CO2, ponen en evidencia, entre otras cosas, la reducción del complejo de la vitamina B: decremento significante en las vitaminas B1 (Tiamina), B2 (Riboflavina), B5 (Ácido Pantoténico) y B9 (Folato). Las estimaciones de la respuesta de los cultivos por el incremento de la concentración de CO2 indican un impacto en la salud humana, afectando entre 130 millones y 14000 millones de la población mundial, dependiendo la proporción del nutriente transformado.

 

En otras palabras, hasta dónde los efectos de cambio climático están trastornando a la población mundial. Si la cantidad de micronutrientes, proteínas, vitaminas, entre otros requerimientos de nutrientes esenciales para una vida sana, se están reduciendo, podrá dañar el desarrollo cognitivo, el metabolismo y el sistema inmunológico del ser humano.

 

 

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Dr. Enrique González Sosa

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