CAMBIO CLIMÁTICO: HIDROLOGÍA Y SOCIEDAD
19.06.2019
Dr. Enrique González Sosa
Los reportes locales indican que tan sólo 10 minutos de lluvia, nunca vista en la región, bastaron para provocar un caos en la ciudad de Matehuala, en San Luis Potosí, México. Las evidencias son irrebatibles, los efectos del cambio climático ya no pueden negarse. Justo inicia la estación de lluvias y, en el país, ya han ocurrido inundaciones en más de cinco centros urbanos, en zonas no reconocidas por el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) como territorios de alto riesgo. En León, San Gabriel, Matehuala, Tehuacán y la Ciudad México, los registros de las lluvias que provocaron las inundaciones oscilaron entre 80 mm y 160 mm, en tan sólo tres horas, con intensidades promedio de 26,6 mmh-1 a 45 mmh-1, respectivamente.
Hasta el momento, nada parece inquietarnos, no obstante, que los daños son cada vez más cuantiosos, incluyendo la pérdida de vidas humanas. Todo el mundo se da cuenta de que estamos sufriendo los impactos del cambio, incluso los políticos reconocen en sus discursos las dificultades de combatir los efectos del cambio del cambio climático, los cuales aún son difíciles de pronosticar.
Nos estamos enfrentado a cambios que podrían durar cientos de años o mucho más tiempo. Los daños ocurren en zonas donde se ubican centros urbanos con riesgos potenciales menores por desbordamiento de ríos, pero elevados por escurrimientos intensos -condición totalmente diferente a cuando un rio desborda y sale de madre-. Son dos fenómenos con condiciones y mecanismos diferentes, que suelen asociarse como uno solo: inundación.
Entonces nos peguntamos, ¿qué debemos hacer? Debemos rediseñar las ciudades, reducir su crecimiento, reducir los cambios de uso de suelo, construir sistemas de drenajes separados: de lluvia y, de descargas de aguas grises e industriales. Debemos fragmentar las ciudades para reducir y controlar los escurrimientos intensos. Simplemente, hemos construido y seguimos construyendo ciudades sin un orden para gestionar los problemas que generan los escurrimientos intensos; carecemos de zonas verdes, parques y jardines, pavimentos permeables, zonas de regulación en estacionamientos urbanos, así como lagunas de infiltración, entre otros.
Se cree que la solución es construir un sistema de drenes y canales para desalojar las aguas urbanas pero, al parecer, la solución no ha sido pertinente para los escurrimientos intensos. Los escurrimientos intensos generados por eventos de lluvia de corta duración cada vez serán más recurrentes, ocasionando daños severos en zonas urbanas de baja exposición, como en aquellas ciudades altamente urbanizadas.
Debemos parar esta realidad, reducir las emisiones de CO2 y, al mismo tiempo, llevar a cabo acciones para preservar los ecosistemas urbanos y rediseñar las zonas urbanas sin importar su tamaño y grado de urbanización. Debemos crear un nuevo pensamiento ciudadano para enfrentar los efectos del cambio climático y los procesos que anteriormente suponíamos intrascendentes: inundaciones por escurrimiento intensos.