CAMBIO CLIMÁTICO: HIDROLOGÍA Y SOCIEDAD
24.07.2019
Dr. Enrique González Sosa
Políticamente, suele decirse que los recientes eventos climáticos son atípicos; es lo más común para explicar lo que en su momento no puede explicarse, es decir, ponderar los efectos de los eventos climatológicos no registrados en la era moderna de la memoria social.
Como mencionamos en la primera parte, hasta el momento nada parece inquietarnos, no obstante que los daños son cada vez más cuantiosos, incluyendo la pérdida de vidas humanas. Como ciudadanos no debemos rechazar o desestimar los efectos del cambio climático como lo hacen los gobiernos con fin de apoyar los intereses comerciales e industriales, sin importarles una gestión pertinente entre desarrollo y el bienestar de la humanidad. Un ejemplo evidente es la indolencia en la reducción de los impactos del desarrollo en la ciudad de Querétaro, México.
La ciudad sufre una expansión urbana sin precedentes. La urbanización no sólo provoca la pérdida de cobertura vegetal -pastos, árboles y arbustos, entre los principales-, también desaprovecha la oportunidad de construir de manera sustentable: miles de kilómetros cuadrados de asfalto, de concreto y, sobre todo, zonas habitacionales carentes de sistemas de captación de agua de lluvia, manejo de aguas grises, sistemas ahorradores de energía, regulación térmica y lumínica; que, en su conjunto, reduzcan la generación del CO2 producido por la industria, los automóviles y las plantas de generación de energía eléctrica con consumo de energías fósiles.
Es notoria la falta de infraestructura urbana con arquitectura configurable a los efectos del cambio climático: sin sistemas integrales de escurrimientos superficiales, desprovistos de vínculos entre parques y jardines, y lagunas de infiltración. Destacan grandes superficies a cielo abierto, como los estacionamientos de centros comerciales y almacenes de consumo, carentes de concretos y superficies permeables, o bien, sin infraestructura que ayude a regular los grandes volúmenes de agua -100 m2 de superficie genera 100 litros por cada milímetro de lluvia-. Calles y avenidas sin sistemas de drenaje separado -lluvia y descarga de hogares-, cuyo trazo, generalmente recto, reduce el tiempo de concentración de grandes volúmenes de agua.
Hemos dejado pasar la oportunidad de construir una ciudad con visión de futuro y amigable en términos ambientales. Observamos una expansión urbana como respuesta socioeconómica, respuesta poco armoniosa con el ambiente y el cambio climático.
Quizá, en algunos casos, se han abordado algunos de los aspectos anteriormente mencionados por ciertos fraccionamientos como un elemento económico; sin embargo, son necesarias soluciones integrales para resolver los problemas en su conjunto, de relevancia social, con acciones para erigir el bienestar del futuro a todo lo largo y ancho de la ciudad, sin distinciones sociales; con el fin de evitar derroches con adaptaciones desintegradas que, generalmente, son soluciones momentáneas tanto para los gobiernos como para los propios ciudadanos.