INVITADOS ESPECIALES
19.11.2019
Foro de Escultura De la llamada Ruptura a las propuestas actuales
Dra. María Teresa Favela Fierro
Islote. Papel, grafito. 54 x 34 x 32cm. 2017. Maribel Portela.
Acción y conservación. 2017. Alejandro Romero Salgado.
Vórtice. Rompecabezas de cartón esmaltados. 31 x 15cm. 2016. Karen Perry.
Arteles. Residencia en Finlandia. 2015. Jacobo Alonso.
Como investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap) del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, proyecté este foro en el que se abordó la práctica escultórica mexicana, analizada por diversas generaciones de artistas, investigadores, críticos, periodistas culturales y docentes.
A lo largo del devenir de esta expresión creativa en México, tanto el término «escultor» como la actividad escultórica y la manera de concebirla -es decir, las obras figurativas orientadas por reglas académicas de imitación de lo real- dejaron de tener un sentido unívoco, por lo que se propuso realizar una revisión de esta especialidad: desentrañar los valores a considerar en ella, así como estudiar su desarrollo, contribuciones y legados, junto con su impacto en la vida cultural contemporánea, basándose de manera primordial en el análisis por parte de sus protagonistas, los propios escultores.
El evento se dividió en diversas mesas de trabajo dedicadas a las diferentes generaciones de artistas, con el objetivo de llegar a conclusiones propositivas y valorativas de su quehacer plástico:
La polémica de la llamada Ruptura, la articulación del cambio; La escultura pierde solemnidad; La experimentación a ultranza y Las generaciones de finales del milenio.
En la quinta mesa, denominada Profesores que inspiran, alumnos que trascienden, docentes-artistas reflexionaron sobre sus métodos y aportaciones de enseñanza en diferentes escuelas de arte de la Ciudad de México. Mientras que, en la sexta, titulada La valoración de la escultura: la crítica, el periodismo y la investigación, se discutió acerca del papel que desempeñan estos profesionales en la apreciación de la escultura mexicana.
La polémica de la llamada Ruptura, la articulación del cambio fue el eje de esta «generación», que comenzó a despuntar en el ámbito artístico mexicano a partir de los años cincuenta y que marcó una apertura, en la siguiente década, hacia una gran variedad de discursos escultóricos alejados de la estética de la llamada escuela mexicana de pintura y el movimiento escultórico, y que utilizaron nuevos materiales impensables para esa época.
Lorraine Pinto comentó que fue una de las pioneras del arte cinético en México, contribuyendo a la consolidación del arte contemporáneo. Precursora en el arte de nuevos medios en México, es una artista de vanguardia al haber organizado el Laboratorio Experimental de Arte Cinético en 1964. Ha sido una de las artistas que han utilizado herramientas como música, luz y movimiento, adecuadas a sus obras artísticas. Pinto realizó obras en acrílico y neón, la cuales resultaron importantes por su modernidad. Después de algunos años de inactividad, regresó al arte mexicano después de varias décadas; así en 1980 dejó a un lado el cinetismo para desarrollar otros proyectos como escultura, dibujo y pintura.
Por su parte, Ángela Gurria dio cuenta de que aún en esa época, las mujeres que elegían dedicarse al quehacer estético eran muy mal vistas, lo que a ella -por ser hija todavía muy joven de una familia tradicional y rígida- le provocó muchos conflictos familiares. Con el tiempo, pasó de trabajar en el anonimato a ser una pionera del arte escultórico moderno en México, alcanzando fama y éxito en los años 70. Inició su carrera como fundadora de monumentos públicos en diversos estados de la República Mexicana, lo que la ha convertido, también, en la escultora más importante en este rubro. En los años 50 rechazó la invitación para participar en el llamado Movimiento de Ruptura como propuesta para alejarse del muralismo institucionalizado y oficialista.
A seis décadas de distancia de haber iniciado, el trabajo escultórico de Ángela Gurría ha podido asimilar y transformar su experiencia de admiración y respeto hacia nuestro pasado y presente indígena; así como su gusto por la naturaleza tomando parte como repertorio temático a las mariposas, los pájaros, las flores, los paisajes… Su escultura detenta una sorprendente simplificación de líneas y el uso de materiales como el hierro y el mármol.
Cabe destacar que el propósito de los artistas surgidos en la década de los 50 y 60 determinó, de acuerdo con su criterio, la función que debía cumplir su producción plástica y no de acuerdo con las preferencias gubernamentales o de intereses de un grupo.
Tiempo más tarde, surgieron otros escultores con necesidades de expresión diferentes a las de la llamada Ruptura. En primer término, el arte de la tercera dimensión perdió solemnidad definitiva, como solía ser en décadas pasadas desde los años 70: fue muy palpable que los artistas escultores hayan utilizado la teoría, la geometría, la investigación y la experimentación para lograr una poética creativa y versátil. Un ejemplo es Jesús Mayagoitia, con su geometría que alude a la vida diaria y a la naturaleza misma con una gran dosis de refinamiento, logrado por la simplicidad de las formas que se tuercen, corren paralelas y se levantan al infinito, dan giros… varias de ellas deteniéndose en interpretaciones abstractas de la inspiración precolombina.
Otro ejemplo es Ernesto Hume Santa Coloma con su obra, también, de carácter geométrico-abstracto, interesado por la vanguardia minimalista de la escuela de Mathias Goeritz. Su obra es de carácter público y urbano -como su colega Mayagoitia- y puede ser integrada al espacio arquitectónico. Su escultura tiene la característica de lograr un movimiento o giro constante de las piezas.
El gusto por la figuración -neofiguración- ha convivido con el arte geométrico-abstracto. Si bien no se trata de una representación fiel de la realidad, ciertamente son temas que abordan al cuerpo humano con sus diversos estados y ciclos de vida sin transgredir en el sentimiento del espectador, ni apaciguar sus exigencias espirituales y primigenias, sino con la expectativa de impactar al público como lo ha llevado a cabo Reynaldo Velázquez Zebadúa.
«La investigación, experimentación y realización práctica a ultranza» ha sido un rubro de la escultura muy gustado por César Martínez con características lúdicas-catárticas. Recurre al performance interactivo para representar las trasgresiones de los principios morales y éticos, por medio de cuerpos humanos o partes de éste realizados con cera, chocolate o quizá gelatina para ser «devorados» con la participación del público; una conclusión de su obra que cobra cualidades morbosas y fetiches. Su aportación es sacar a flote problemas sociales, políticos y humanos con reflexiones y sensaciones, por medio de representaciones que contienen rotundamente un código personal con una gran carga ideológica.
Eloy Tarsicio tiene por segura la rapidez con la que pasa el arte moderno y el hecho de que el espectador sólo se queda con lo que más le interesa. Su obra puede incluir el uso de materiales naturales como tunas, magueyes, nopales y flores, cuyas efímeras cualidades permiten una transformación de las piezas conforme pasa el periodo de exhibición de las obras. Creo que lo que hace que un artista tenga éxito es que su obra se conecte con alguien; su objetivo, sobre todo, es llegar a comunidades mexicanas que se encuentran viviendo en sitios inaccesibles. Es importante un dialogo abierto, no determinado por un lenguaje especifico. Una obra podrá ser integrada hasta por diez piezas con técnicas diversas como óleo sobre tela, piezas orgánicas, escultura, ambientación, objetos e instalaciones. Lo que busca es que el espectador entre en la obra, recrearse en ella y encontrar elementos familiares que le permitan cuestionar o releer lo que está frente a él.
Las expresiones de Martínez y Tarcisio ahora tienen como propósito vivirlas, experimentarlas con nuestros cinco sentidos, hacer «cómplice» al artista tomado de la mano del público: un recorrido plástico para tener la posibilidad de comprometerse y maravillarse totalmente.
Pensamos que el arte escultórico actualmente ya no tiene nada qué decirnos. Si bien nunca hay nada nuevo bajo el sol, sí diremos -con el testimonio de los «artistas de finales del milenio»- que existen infinidades de formas de hacer arte: con papel, ayudado por programas computacionales, con textiles, con cerámica, con las últimas herramientas de tecnología de punta, pero siempre y ante todo, con la creatividad de un ser humano. Temas sobre la naturaleza terrestre, marítima, lo prehispánico, los deseos frustrados, el problema del cambio climático, entre otros.
Por razones de espacio, sólo mencionaré los nombres de los participantes en la sesión dedicada a las Generaciones de finales de milenio. Alejandro Romero trabaja con la escultura auditiva para darnos mayores sensaciones, además de realizar intervenciones en el Metro Coyoacán para modificar positivamente el pensamiento rutinario de sus usuarios. Maribel Portela concibe montajes de escultura, utiliza algas, yogurt y con éstos una infinidad de experimentos; también trabaja con el bronce y realiza escultura en papel con la técnica japonesa llamada tapujón, que va adquiriendo otras formas cuando se le manipula. Karen Perry ha creado un proyecto llamado Bioformismos, trabaja con piezas de rompecabezas pintadas por ella para dar diferentes formas escultóricas (estética orgánica del océano); otro material que utiliza es el carrete de hilo industrial, utilizado en la elaboración de rebozos. Por su parte, Jacobo Alonso estudió sistemas de computación y después arte en Michoacán, empezó a trabajar con la piedra y después experimentó con el carbón encontrando en la técnica parecida al sfumato su expresión idónea, pues ahúma el papel teniendo como soporte al cuerpo; así, realiza performance con una duración de 15 a 20 minutos y se arroja desnudo en el papel ahumado.
Para Pablo Estévez Kubli, escultor, docente e investigador de la Facultad de Diseño y Artes de la UNAM, los métodos de enseñanza han evolucionado para bien de la escultura, invariablemente al servicio de los estudiantes. Por tal motivo, la sesión se tituló Profesores que inspiran y alumnos que trascienden. Para este artista, el reflexionar a partir de la obra personal llevará a la investigación, aduciendo hallazgos plásticos que corresponden a la propia historia de producción. El discípulo obtendrá una formación integral al hacer consciente intelectualmente su obra y poder trascenderla, además, en textos que coadyuvarán a otros artistas, estudiosos e investigadores del arte.
Para Gilberto Aceves Navarro, profesor por muchos años de lo que fuera la Escuela de Artes Plásticas de UNAM, más que seguir un método riguroso para su enseñanza a las múltiples generaciones de artistas que pasaron por su aula, lo que hizo fue aprender de su propia experiencia. Uno de sus tantos alumnos, Gabriel Macotela, afirmó que Aceves Navarro se dedicó con una enorme pasión a enseñar, a formar, a creer en el potencial de los jóvenes artistas -en cierne- y darles la confianza necesaria para sacar a flote todo su potencial. Les descubrió formas nuevas de ver, de sentir el arte; además, poseía una gran poética y una estética única que compartía con toda generosidad.
Se consideró esencial incluir en esta discusión La valoración de la escultura: la crítica, el periodismo cultural y la investigación. En ello, participaron como periodistas culturales Angélica Abelleyra y Merry MacMaster, como crítico Luis Rius y María Teresa Favela, como investigadora. La tarea, ya sea del crítico, investigador o periodista cultural -de acuerdo con Adolfo Sánchez Vázquez- es mediar entre la obra y el público, o entre su producción y su consumo. Es coadyuvar a descubrir y conocer ese código. De esta manera, con su ayuda, el espectador logra penetrar y entender los símbolos o el estilo de las obras. El especialista aporta, por un lado con sus explicaciones y valoraciones, al consumo -digamos- adecuado por el público y ayuda, por el otro, a que el artista tome conciencia de las necesidades y fines, ya sean estéticos, sociales o ideológicos.
Resulta importante hacer notar que por la cantidad de artistas y espacios culturales donde exponen su obra, resulta más que imposible poder abarcar todos los eventos y realizar una apreciación completa de ellos, por lo que los periodistas culturales y críticos recomiendan que los artistas deben crear un blog para tener informado a su público y a los mismos estudiosos del arte.
Durante las diferentes intervenciones por parte de los escultores, sorprendió el gusto e interés hacia el arte prehispánico -escultura, pintura y arquitectura- como temas de recomposición contemporánea y, bajo diferentes panoramas y criterios plásticos.
Sólo resta anotar algunas consideraciones generales. Hacia finales del siglo XX, la escultura ya no se ocuparía, en términos generales, de los emblemas históricos ni de las metáforas del nacionalismo; el artista sólo indicará, presentará o, en el mejor de los casos, ironizará y conceptualizará algún tema o evento de su inquietud plástica pero, en todo caso, la función de la escultura no se ha modificado y no permutará jamás.