¡Serendipia! Tinte sintético

Considerado el tinte más costoso obtenido de la naturaleza, el púrpura real, púrpura imperial o púrpura de Tiro encontraba su origen en la secreción de la glándula hipobranquial del Murex brandaris; un caracol marino carnívoro, del cual eran necesarios 9000 organismos para la obtención de 1 gr de colorante. Por su valor, era empleado para piezas de lujo y su uso se remonta a 1600 a.C. en Creta, aunque su nombre hace referencia a su aplicación en la ciudad de Tiro por los fenicios.

 

La historia del púrpura cambió por serendipia, cuando el jóven químico británico, William Henry Perkin, encontró la forma de sintetizarlo en 1856. A sus 17 años, aprovechando la ausencia de su tutor August Wilhem von Hofmann por las vacaciones de Semana Santa, quiso obtener quinina a partir de la oxidación de anilina, sin prever que el resultado cambiaría su vida y la de los colorantes.

 

Su interés era el de obtener quinina por su importancia médica, ya que era el compuesto orgánico empleado en el tratamiento de la malaria, presente en la Europa del siglo XIX. Tradicionalmente, la quinina era obtenida de la corteza del árbol de quina y existía una preocupación general por producirla de manera distinta, debido a los costos que significaba el traslado de la planta a Londres desde Sudamérica.

 

Extraída del alquitrán de hulla, la anilina fue el compuesto con el que Perkin trabajaría en el laboratorio de Hofmann en el Real Colegio de Química de Londres. El experimento de oxidación resultó un fracaso, aunque al diluir el líquido para eliminarlo, observó que éste tomaba un color persistente y difícil de limpiar de los matraces. Había obtenido el primer colorante sintético de la historia.

 

Al darse cuenta del descubrimiento, Perkin llamó al su tinte malveína (anilina morada o malva de Perkin) y procedió a patentarlo un año después. Visionario, junto con su padre y su hermano, fundó una fábrica dedicada a la producción del tinte, la cual gozó de gran éxito y convirtió en millonario al químico a sus 21 años.

 

La popularidad del tinte sintético fue tal que la reina Victoria vistió un atuendo teñido de color malva en la Exposición Real de 1862 y en 1906 fue establecida la Medalla Perkin, para la conmemoración del 50° aniversario del descubrimiento, hasta ahora entregado a reconocidos actores de la química industrial.

 

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© Julieta Isabel Espinosa Rentería