19 de agosto de 2025
Ana Karen Krieg Álvarez
Ubicada en los municipios de Querétaro y El Marqués, el Área Natural Protegida Peña Colorada esconde una diversidad de abejas hasta ahora casi desconocida para la ciencia y que la Biól. Viviana Martínez Mandujano, técnica de colecciones faunísticas de la Facultad de Ciencias Naturales (FCN) de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), estudia desde 2019.
El proyecto inició cuando el Dr. Robert Jones, especialista en curculiónidos (gorgojos) e investigador de la FCN de la UAQ, propuso a la Biól. Martínez Mandujano la idea de explorar la diversidad de abejas en campo. Su afinidad con el trabajo en exteriores fue lo que los llevó a realizar recorridos en Peña Colorada; un área natural de 4843 ha, que llamó su atención por su riqueza ecológica y potencial para la investigación.
La también cofundadora de ArtropodArt Colectivo, explica que las abejas suelen encontrarse en áreas que resultan idóneas para la construcción de sus nidos, como en oquedades de troncos, el suelo, zonas que asociadas con flores o áreas de cultivo. De ahí que, Peña Colorada, con su “abundancia de garambullo, opuntias, acacias y granjeno, representa un hábitat ideal para estas especies».
Para monitorear la diversidad, la Biól. Viviana Martínez y su equipo implementaron un sistema de muestreo permanente, que consiste en «botellas de plástico modificadas a manera de embudo para permitir la entrada de la abeja hacia al fondo del envase y su contención». Estas trampas fueron revisadas dos veces al mes durante 2019, empleando un «preservante anticongelante con un poco de alcohol a 70 % para conservar las abejas y evitar que éste no se evaporara durante los 15 días que permanecían en nuestras botellas».
El resultado fue revelador. «Hallamos 28 géneros de abejas y un total de 70 especies». Destacó el género Diadasia, «estrictamente relacionado con las cactáceas», y el género Macrotera, «bien conectado al género Perdita, de tamaño pequeño y solitario». También fue identificada en gran proporción la abeja doméstica Apis mellifera y la conocida abeja del sudor, Lasioglossum. La asociación con los cactus fue evidenciada además en géneros como Lithurgopsis y Melissodes, esenciales para la polinización local.
La especialista destacó la presencia de algunas especies particulares. “Está el género Bombus, que corresponde a los abejorros, las abejas robustas, que son muy buenas polinizadoras e, incluso, son utilizadas para el cultivo». Entre las especies más impresionantes están las Eufrieseas, «…de la tribu de los Euglossini, de las abejas de las orquídeas, de gran tamaño, incluso, un poco más grandes que algunos Bombus». Asimismo, refirió a las pequeñas abejas verdes Augochloras y las ocre Ceratinas, que forman parte del rico mosaico de polinizadores que conviven en Peña Colorada.
Al analizar el contexto del área protegida, la Biól. Martínez Mandujano advierte la falta de estudios previos. «Del área no hay reportes de insectos, de hecho, en la página web de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas sólo se menciona que el área es aprovechada por Danaus plexipus, la mariposa monarca, como refugio. De abejas, de otros insectos no se menciona nada».
Por ello, la académica enfatiza la necesidad de continuar con los esfuerzos de colecta y monitoreo, así como la consolidación de un grupo de monitoreo a nivel estatal para saber cómo está la diversidad y las distribuciones de las abejas, sobre todo, de las abejas nativas».
El llamado es a promover la participación ciudadana en el estudio y conservación de estos insectos. «Ayudar a promover la ciencia ciudadana, creando acciones de conteo a nivel estatal o, incluso, hacer alguna plataforma para saber cómo y dónde están los diferentes polinizadores».
* Información obtenida del encuentro Avances y desafíos en el estudio de polinizadores en Querétaro, en el marco del 1° aniversario del jardín para polinizadores de la Unidad Multidisciplinaria de Docencia e Investigación - Juriquilla (UMDI-J) de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).