15 de mayo de 2025

Kosmos 482, la sonda que desafió el tiempo por sus materiales

Fotografía: Fraunhofer FHR, financed by GSSAC / German Armed Forces

Mextli Moreno

Kosmos 482 es un caso emblemático del legado que han dejado las misiones espaciales fallidas en la órbita terrestre. Concebida como parte del programa soviético para explorar Venus, la sonda nunca logró escapar de la gravedad terrestre y permaneció orbitando alrededor del planeta durante más de cinco décadas.

 

Su historia resalta la importancia de los materiales y componentes utilizados en su construcción, particularmente el titanio, que fueron seleccionados para resistir las condiciones extremas del planeta Venus y que, a su vez, permitieron que la cápsula se mantuviera casi intacta pese al paso del tiempo.

 

Kosmos 482 fue parte del programa espacial soviético y tenía como objetivo estudiar el planeta Venus. La sonda fue lanzada en 1972, pero debido a una falla, no logró abandonar la órbita terrestre y quedó atrapada orbitando la Tierra.

 

Según información de la National Aeronautics and Space Administration (NASA), Kosmos 482 fue una misión diseñada para enviar una sonda a Venus, lanzada a bordo de un cohete SL-6/A-2-e. Tras alcanzar una órbita de estacionamiento terrestre, se intentó impulsar la nave hacia el planeta, aunque el intento no tuvo éxito.

 

La nave se separó en cuatro partes y de éstas, dos quedaron en la órbita terrestre baja desintegrándose en 48 horas, mientras que las otras dos, tanto la sonda como la unidad de motor, quedaron en órbita.

 

De acuerdo con el Doctor en Ciencias Técnicas por el Moskovski Aviatsionny Institut (MAI), Saúl de la Rosa Nieves, «el satélite quedó en una órbita elíptica y no hubo posibilidad de hacer algo más. La nave se separó de la plataforma de maniobras orbitales y quedó en una órbita elíptica desde 1972».

 

La órbita elíptica tiene una parte más lejana a la Tierra, que es el apogeo y una parte cercana que es el perigeo. Con base en la Sociedad Española de Astronomía, el perigeo y el apogeo son los puntos más cercanos y lejanos, respectivamente, en la órbita de un objeto alrededor de la Tierra.

 

Con base en las proyecciones de la órbita, el también profesor del Departamento de Ingeniería Electrónica y el Laboratorio de Instrumentación Electrónica de Sistemas Espaciales de la UNAM, puntualizó que el apogeo ha ido decreciendo -que es la parte más alejada de la órbita elíptica- y el perigeo acercándose a la Tierra, a un aproximado de 150 km.

 

Cuando Kosmos 482 ingresó en órbita, explicó el académico, el apogeo era aproximadamente de 10 mil kilómetros y cada año fue disminuyendo; además, en los últimos 50 años, el apogeo fue decayendo hasta su reingreso en la Tierra.

 

La órbita de Kosmos 482 era elíptica y, según las leyes de Kepler -que consideran condiciones ideales-, la sonda debería permanecer orbitando indefinidamente; sin embargo, éstas no son ideales, y uno de los factores determinantes es el arrastre atmosférico en el perigeo.

 

«Entonces, cada vez que pasa por ahí, debido al arrastre de la atmósfera que queda a 150 km de altura se está generando un pequeño frenado y eso hace que poco a poco la órbita vaya decayendo».

 

El investigador expresó que, desde hace 50 años, sistemas de monitoreo registran todo objeto que está orbitando y, con ello, se hacen proyecciones de lo que podría pasar. Así, la proyección era que cayera el 10 de mayo de 2025 en el rango de proyección sobre la Tierra, el cual fue obtenido a través de la inclinación orbital.

 

En este caso la inclinación era de casi 52° con respecto al Ecuador, es decir, que su trayectoria iba desde los 52°N hasta los 52°S, la cual es una zona altamente poblada; sin embargo, se trata de zonas muy pequeñas y gran parte de proyección de caída era sobre el mar.

 

Fue el 12 de mayo cuando la NASA, confirmó que la sonda Kosmos 482 ingresó a la atmósfera terrestre el 10 de mayo a las 6:24 UTC en el Océano Índico y se estimó que ésta pudiera caer en el océano al oeste de Yakarta, Indonesia.

 

El Dr. De la Rosa Nieves detalló que una particularidad que llamó la atención de la sonda fueron los materiales que se utilizaron en su fabricación, ya que ésta fue diseñada para ir a un planeta con condiciones muy extremas, como lo es Venus. «Es una cápsula de titanio […], la cual se estima que no se va a quemar, que no se va a destruir y que va a caer prácticamente intacta».

 

Venus es un planeta que cuenta con altas temperaturas y condiciones muy agresivas en su atmósfera. La European Space Agency señala que Venus tiene nubes de ácido sulfúrico extendidas entre 40 km y 60 km de altitud.

 

Además, la Astronomical Society of the Pacific ha informado que en Venus se han reportado temperaturas máximas de hasta 482 °, las cuales se deben a las características de su atmósfera, ya que está compuesta por dióxido de carbono.

 

Ante dichas condiciones, los científicos de la Unión Soviética diseñaron la sonda Kosmos 482 con la finalidad de que no pudiera destruirse. «Es un aparato que muy probablemente no se va a quemar, va a conservar su masa completa y puede tener un impacto importante».

 

Aunque el uso del titanio no es habitual en los aparatos espaciales, ya que comúnmente se utiliza aluminio, reiteró el académico, que se llevó a cabo de esta manera, ya que Kosmos 482 era una cápsula que se iba a dedicar a estudiar las condiciones de Venus.

 

«Si se hubiera enviado un aparato de otro material a ese planeta, se iba a fundir antes de llegar. Entonces, la solución fue hacerlo de titanio para que pudiera resistir dichas condiciones; por ello tuvo un peso aproximado de media tonelada y un metro de diámetro».

 

Según información de la NASA, la nave Kosmos 482 contaba con un bus portador y una sonda de aterrizaje, con un peso total de 1184 kg, de los cuales, 495 kg correspondían a la sonda.

 

La sonda era una esfera presurizada y aislada térmicamente para aguantar las altas temperaturas y la presión en Venus. Además, tenía una cubierta desprendible que permitía el despliegue de un paracaídas, la exposición de una antena e instrumentos.

 

Más allá de los materiales resistentes y las tecnologías avanzadas, la permanencia de un objeto en el espacio también depende del tipo de órbita que siga: hay aparatos que quedan en órbitas cuyo perigeo no está tan bajo, no tiene tanto impacto el efecto de arrastre y pueden quedar orbitando por más tiempo.

 

En el caso de aparatos con órbitas circulares solares síncronas, a alturas superiores a 700 km, es poco probable que caigan. Con la radiación solar y el estrés térmico, «se van deshaciendo y van quedando fragmentos y basura. Es algo que en décadas va a estar ahí y ya es un problema actual».

 

Recientemente, la European Space Agency (ESA) informó que 70 % de los 20 mil satélites que han sido enviados al espacio hasta la fecha, orbita dejando millones de fragmentos, así como generando colisiones y explosiones; incluso, espera que la cantidad de basura espacial generada pueda incrementar.

 

Actualmente, acceder al espacio se ha vuelto más rápido, fácil y barato, por lo que miles de satélites se mantiene orbitando la Tierra. Según el Informe de Entorno Espacial de la ESA, las redes de vigilancia espacial rastrean 40 mil objetos, de los cuales 11 mil califican como cargas útiles activas. Además, se estima que los desechos espaciales mayores a un centímetro son más de 1.2 millones y más de 50 mil pueden llegar a medir hasta 10 cm.

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