30 de mayo de 2025
Mextli Moreno
De acuerdo con la American Medical Association, la mayoría de los avances en la ciencia médica desde el siglo XX ha sido posible gracias al uso de animales de laboratorio; no obstante, la experimentación animal ha estado acompañada de progresos y controversias, lo que ha llevado a la comunidad científica a replantear su relación con los seres vivos en el ámbito de la investigación.
La Dra. Alejandra Castilla León, académica adscrita al Laboratorio Nacional de Bioterio del Instituto de Neurobiología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), comentó que aproximadamente 10 millones de animales vivos está siendo utilizados en laboratorios de todo el mundo.
En los últimos años, se ha logrado una reducción de 30 % en el uso de animales, gracias a la incorporación de alternativas científicas y modelos biológicos más éticos. Por ello, a decir de la también acreedora al reconocimiento Sor Juana Inés de la Cruz en 2024, la discusión sobre la bioética, la protección animal y el bienestar en los bioterios sigue siendo una prioridad.
Claude Bernard (1813-1878) fue de los pioneros investigadores en utilizar animales de laboratorio de manera controlada y con el cuidado que debía, por lo que es considerado padre de los bioterios. Según la Texas A&M, Veterinary Medicine & Biomedical Sciences, Claude Bernard fue precursor en la experimentación con animales y sentó las bases de la fisiología experimental moderna, al demostrar que la disección de animales vivos era indispensable para comprender los mecanismos del cuerpo humano.
La recurrencia en el uso de animales para la experimentación ha llevado a vincular la ciencia con la ética (bioética), en respuesta a la creencia inicial de que los animales no sufrían, no pensaban y no sentían dolor.
Tanto la ciencia como la bioética están evolucionando, por lo que buscan implementar alternativas para dejar de utilizar seres vivos en la experimentación, a través de nuevos modelos y herramientas. «Se está tomando conciencia: las cuestiones bioéticas están siendo más avanzadas».
La bioética de animales de laboratorio establece tres principios, conocidos como Principios de las tres erres de Rusell y Burch, publicados en su libro The Principle of Humane Experimental Technique.
La Dra. Castilla León explicó que «el primer principio corresponde al Remplazo, es decir, los investigadores deben buscar alternativas de modelos biológicos para el estudio de la ciencia: dejar de utilizar el modelo vivo y emplear otras opciones evitando el sacrificio de animales».
El segundo principio es la Reducción y establece utilizar la menor cantidad de animales posible. En caso de que se hayan agotado las alternativas y se tenga que utilizar un ser vivo como ratones, peces, gusanos o bacterias, se tendrá que reducir su cantidad. Esto se puede implementar a través de modelos estadísticos en los que se determine el tamaño de muestra.
El tercer principio es el Refinamiento, el cual se refiere a utilizar técnicas y metodologías necesarias para evitar el menor sufrimiento de los seres vivos; por ejemplo, usar agujas de menor calibre, así como fármacos y equipos especiales para evitar el dolor y la molestia en los animales.
Además, la académica manifestó que «será fundamental un principio adicional: la Responsabilidad del bienestar de los animales de laboratorio para aquellos investigadores que deseen hacer experimentación animal».
Actualmente, existen diversas herramientas y modelos alternativos que se han implementado en las investigaciones experimentales. Por ejemplo, para el estudio de las neurociencias, la Dra. Castilla León comentó que se está optando por el uso de la mosca de la fruta, gusanos Caenorhabditis elegans, babosas, peces cebra, entre otros.
Para cuestiones de enseñanza y didáctica, «se implementan modelos artificiales, sobre todo en escuelas de veterinaria; con ellos, los estudiantes pueden aprender a practicar con los animales, sobre todo, para saber cómo agarrarlos, inyectarlos, manipularlos, etc.».
Además, hay modelos computacionales creados para predecir cómo podría reaccionar una célula o un ser vivo con la aplicación de un fármaco o algún componente. En cuanto a los materiales, se pueden utilizar resinas y plásticos. “Se pueden emplear hasta los más sencillos, por ejemplo, un globo lleno de harina simulando cómo es un ratón, para aprender a tomarlo con cuidado y hacer una aplicación».
A pesar de ello, reiteró que en algunas investigaciones será fundamental el uso de animales vivos, ya que se necesita ver cómo responde y cómo se expresa el animal ante ciertas enfermedades como el Alzheimer, la ansiedad, la anorexia, la epilepsia, entre otras.
«Se hacen muchos estudios informáticos y de resonancia magnética. Ahora mismo es la novedad, ya que no es necesario sacrificar a un animal para estudiar el cerebro. Por medio de la resonancia magnética se pueden ver las estructuras, el sitio dónde se afecta y que acción tiene cierto reactivo o fármaco, sin necesidad de sacrificar a un animal».
En México la investigación está regulada por ciertas normas bioéticas y gubernamentales que deben acatarse para realizar investigación, especialmente, cuando se utilizan animales de laboratorio. Para ello, existen los bioterios, que son instalaciones destinadas al alojamiento y manutención de animales de laboratorio, durante una o varias de las fases de su ciclo vital, tal como lo establece la Norma Oficial Mexicana NOM-062-ZOO-1999.
En el país hay 300 bioterios, de los cuales aproximadamente sólo 10 % se encuentra registrado en el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica). La Dra. Castilla León, señaló que «esto se debe a una falta de conocimiento de los jefes de bioterios, así como a la falta de interés en acatar las Normas Oficiales Mexicanas».
La norma establece lineamientos técnicos y éticos para el uso de animales de laboratorio en investigaciones experimentales, con el objetivo de garantizar su bienestar, minimizar el sufrimiento y asegurar resultados confiables. Ésta es aplicable a bioterios o establecimientos que manejan animales como roedores (rata, ratón, cobayo, hámster y jerbo), lagomorfos (conejo), carnívoros (perro y gato) primates (primates no humanos) y porcinos.
Los principales lineamientos señalan que se debe evitar el dolor, la angustia y el sufrimiento de los animales, así como promover el uso de la menor cantidad posible de éstos; para ello, los animales deberán vivir en condiciones óptimas, tanto en espacio, alimentación, temperatura e higiene.
Además, será obligatorio el uso de anestésicos y analgésicos en procedimientos dolorosos. Para la eutanasia, se tendrán que utilizar métodos que induzcan la muerte de forma rápida e indolora y quedarán prohibidos métodos crueles.
En caso de que no se cumpla con las disposiciones de la norma, se aplicarán sanciones conforme lo establece la Ley Federal de Sanidad Animal, que incluye la clausura (temporal o definitiva), revocación o cancelación de certificación y multas desde 20 a 100 mil veces el valor diario de la Unidad de Medida y Actualización (UMA).
Por su parte, la Ley Federal sobre Metrología y Normalización establece multas desde 20 a tres mil veces el salario mínimo, clausuras (temporales o definitivas), arresto hasta por 36 horas y suspensión o revocación de la autorización, aprobación o registro, conforme corresponda.
A pesar de ello, la Dra. Castilla León comentó que se han reportado bioterios en los que no se cuentan con las condiciones necesarias para los animales: físicas, ambientales, de alimento y de cuidados. «Para que un experimento salga bien, es necesario tener animales en condiciones muy controladas, capaces de poderse reproducir en cualquier parte del mundo. Eso es lo importante».
Cabe destacar que el Instituto de Neurobiología de la UNAM cuenta con el Laboratorio Universitario de Bioterio, el cual es uno de los tres laboratorios más grandes de la institución, está registrado ante el Senasica y cuenta con una certificación ISO 9001:2015. En éste, se encargan de la producción y mantenimiento de cepas o animales de laboratorios, principalmente ratas y ratones.