EN BREVE
18.10.2024
L.P.C. Julieta Espinosa
Conflictos armados, fenómenos meteorológicos extremos y crisis económicas son los principales factores que influyeron en el incremento de la crisis alimentaria que enfrenta el mundo en la actualidad. Así, de acuerdo con el Informe Mundial sobre las Crisis Alimentarias presentado en 2024, «casi 282 millones de personas en 59 países y territorios experimentaron altos niveles de hambre aguda en 2023, un aumento mundial de 24 millones con respecto al año anterior».
El mismo informe detalla que el conflicto armado en la Franja de Gaza arroja 80 % de las personas que enfrentan una hambruna inminente (fase 5 de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases); situación que la región comparte con Sudán del Sur, Burkina Faso, Somalia y Malí.
En este contexto, cabe destacar la labor de un investigador francés especializado en nutrición pediátrica, quien en 1996 ideó un producto alimenticio que hoy da esperanza a la millonaria cantidad de niños que sufren de hambre en el planeta. Actualmente adscrito a la Universidad de Tampere, Finlandia, André Briend asumió el reto de la atención pediátrica de la desnutrición aguda grave, durante la crisis alimentaria de las décadas de los 80 y 90.
Durante aquel momento, Briend fungía como investigador en el Institut de Reserche pour le Développement, Francia, lo que le llevó a trabajar en Senegal y Bangladesh. Una experiencia que le permitió observar cómo los niños con desnutrición aguda grave eran ingresados para su atención en centros de alimentación terapéutica, donde eran tratados con leche terapéutica, cuya preparación requería de agua limpia.
La escasez de personal médico, la lejanía de los centros de alimentación terapéutica y la dificultad para obtener agua limpia impidieron que las tasas de recuperación repuntaran. El resultado fue la muerte de millones de niños por recaídas o la exposición a diversas enfermedades.
Involucrado en el desarrollo de los llamados alimentos terapéuticos listos para usar (RUTF por siglas en inglés), una mañana, Briend encontró inspiración en un frasco de crema de avellana para dar respuesta a la problemática. Así -en colaboración con el experto en procesamiento de alimentos, Michel Lescanne- desarrolló la formula del Plumpy’nut.
La nueva fórmula fue una pasta de cacahuate dispuesta en una bolsa de aluminio, por lo que su consumo no requería preparación alguna, no era perecedero -vida útil de dos años- y era apta para bebés -a partir de los seis meses- en etapas previas o en proceso de dentición. Plumpy’nut permitió que el RUTF fuera administrado en el hogar, disminuyendo la tasa de hospitalización prolongada de niños con desnutrición aguda grave.
A partir de ese momento y mediante diversas estrategias alrededor del mundo, Plumply’nut fue una herramienta clave para el tratamiento de la desnutrición aguda grave infantil, a excepción de la fase inicial debido a su contenido en hierro.
Si bien, actualmente, existen otras marcas comerciales de RUTF - eeZeepaste, Imunut, Valid Nutrition, Dutasi, Nutty Butt, entre otras-, Plumpy’nut fue determinante en la reformulación de dichos alimentos de emergencia. En general, todos ellos están compuestos por pasta de cacahuate, azúcar, grasa vegetal, leche descremada en polvo, suero de leche, dextrina de malta, complejo mineral y vitamínico, aroma natural y emulsionante, lo que les otorga un sabor agradable.
Prueba de su efectividad es la distribución actual de RUTF en la franja de Gaza por la organización mundial humanitaria International Medical Corps, que junto con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF por sus siglas en inglés) y el Gaza and Palestine Nutrition Cluster, efectúan -desde el 4 de junio de 2024- la campaña Find and treat (Encontrar y tratar).
De acuerdo con el Global Nutrition Cluster, «la situación en Gaza es alarmante: el conflicto en curso ha empeorado significativamente la desnutrición infantil, pasando de una tasa mundial de desnutrición aguda del 0,8% al 16% en el norte de Gaza y al 7% en el resto de Gaza».
Ante tal contexto, Find and Treat identifica niños desnutridos menores de cinco años, les proporciona tratamiento terapéutico mediante RUTF, los suplementa con micronutrientes y los incorpora a programas terapéuticos ambulatorios. Así, a la fecha, la iniciativa ha llevado a Gaza 100 toneladas de RUTF.
La desnutrición aguda infantil es un problema del cual podemos formar parte de su atención, mediante donativos a organizaciones humanitarias como los International Medical Corps o directamente a la Unicef.