6 de junio de 2025

Las hormigas: organización social, adaptabilidad y resiliencia

Fotografía: Jorge Alcántara 2025

Mextli Moreno

Diariamente, una hormiga trabaja tres horas al día; el resto del tiempo lo destina a acicalarse, comer, tener comunicación con sus congéneres e, incluso, a tomar una postura que puede relacionarse con el sueño.

 

Aunque las hormigas únicamente destinan un octavo del día para llevar a cabo actividades relacionadas al nido, cuentan con una estructura social organizada; desempeñan roles específicos que garantizan la supervivencia de sus colonias, además de ser aliadas con el medio ambiente por sus funciones ecosistémicas.

 

A decir de la Dra. Gabriela Castaño Meneses, investigadora de la Unidad Multidisciplinaria de Docencia e Investigación (UMDI) de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), «las hormigas llevan a cabo sus actividades de forma turnada y organizada, razón por la cual cotidianamente se puede observar un gran movimiento en los hormigueros. Además, las hormigas son insectos eusociales, es decir, cuentan con una división del trabajo».

 

En este sentido, es en la casta reproductiva donde destacan las hormigas «reinas», cuya función es la de reproducirse y establecer el nido. En algunas colonias, existe sólo una reina (monogénicas) y en otras más de una (poligínicas).

 

Cuando el nido ha alcanzado su maduración, aproximadamente a los cinco años, es cuando se colocan los reproductores y se aparean. Una vez que la hembra ha sido fecundada, pone los huevos y surge la primera generación: nanítica, la cual ayudará a la reina con los cuidados de los huevos y formará las demás cámaras del nido.

 

Las cámaras son habitadas y empleadas por la hormiga reina para poner los huevos, mismos que son trasladados por otras hormigas a otras cámaras, donde eclosionarán las larvas y se alimentarán. Si bien hay hormigas que sólo se dedican a alimentar a las crías, hay otras que salen a forrajear o a defender.

 

La experta en ecología de hormigas explicó que entre las castas de hormigas se encuentran las obreras mayores, obreras menores y soldados, hasta casos en los que no hay diferencia morfológica aparente, pero donde cada una realiza una función distinta.

 

«Depende de lo que requiera el nido, es lo que van a hacer las obreras: algunas se dedican a la alimentación, otras a la recolección del alimento, otras a la generación y mantenimiento de las distintas cámaras dentro de los nidos...».

 

Las hormigas obreras defienden al nido: al sentir una perturbación en el ambiente, las hormigas producen feromonas de alerta o reclutamiento para salir; esta respuesta es evolutiva, pero también está relacionada con las condiciones del ambiente y la fisiología de la propia colonia.

 

«De hecho, se ha propuesto que la colonia se maneja como un súperorganismo: cada una de las de las hormigas sabe qué es lo que tiene que hacer para poder mantener funcionando la colonia de manera adecuada».

 

Hay otros tipos de hormigas que no necesariamente viven dentro de un hormiguero, como las legionarias. Éstas entrelazan sus mandíbulas y sus patas para hacer vivacs, que es una estructura donde se establecen por un periodo determinado.

 

«Esta especie de hormiga se dedica a cazar, alimentarse, poner huevos y, posteriormente, moverse de espacio. En general, estos grupos de hormigas se encuentran en zonas tropicales o neotropicales».

 

Además de su organización social, las hormigas también son agentes dispersores de semillas en ambientes áridos y semiáridos. Así, la Dra. Castaño Meneses afirmó que «las hormigas son más importantes para dispersar semillas que las aves y los roedores».

 

En zonas áridas, hay hormigas que colectan distintos tipos de semillas y las depositan en los hormigueros, donde las condiciones de humedad y temperatura estables permiten que éstos actúen como cámaras de germinación.

 

Las hormigas almacenan las semillas como provisión ante tiempos de escasez; sin embargo, expulsan las semillas de sus cámaras de almacenamiento cuando éstas se saturan, fomentando la germinación.

 

Líder del grupo de trabajo sobre ecología de artrópodos en ambientes extremos de la UMDI, la Dra. Castaño Meneses explicó que «hay plantas que han establecido interacciones con las hormigas, conocidas como mirmecocoria, es decir, la dispersión de semillas por parte de las hormigas».

 

Las semillas tienen una estructura llamada heliosoma -rica en azúcares y carbohidratos-, responsable de que las hormigas sean atraídas hacia ellas. «Las hormigas son atraídas a la semilla, le quitan el heliosoma y al transportarla, la van dispersando. En este punto, no hay consumo de semilla, sino únicamente su transporte. Hay muchas especies que tienen esta propiedad, sobre todo, en zonas áridas, donde resulta más relevante por la limitación de los recursos».

 

Además de la división del trabajo, las hormigas cumplen con diversas funciones ecosistémicas como remover el suelo, incorporar materia orgánica a éste, actuar como indicadores de condiciones ambientales, entre otras.

 

Las hormigas mantienen interacciones mutualistas con una gran cantidad de organismos, incluyendo vertebrados. Por ejemplo, tienen asociaciones con algunos insectos que se alimentan de la savia de las plantas para su sustento, así como con algunas plantas para defenderse de los herbívoros.

 

Además, sirven como indicadores de la calidad del ambiente. «Cuando va a ocurrir un movimiento telúrico, se libera CO2 del subsuelo y las hormigas lo detectan: si la magnitud de los sismos es superior a 3, empiezan a mover sus nidos».

 

Hace una década, se propuso que podían tener la clave para reducir o manejar el impacto del calentamiento global: dentro de los hormigueros, se observó que ingresan minerales que sirven para acumular CO2 y mantener frescos sus nidos. Asimismo, han servido como modelos biomiméticos para la construcción de sistemas de refrigeración; por ejemplo, en sus hormigueros mantienen condiciones de humedad y temperatura estables.

 

Cabe destacar que las hormigas son abundantes y diversas: a nivel mundial, como familia, hay un aproximado de 16 mil especies y su presencia ha sido detectada desde el Cretácico. «Las hormigas ya estaban mucho antes que nosotros, ha sido un grupo muy exitoso».

 

Recientemente, a decir de la Dra. Castaño Meneses, investigaciones científicas han calculado la cantidad total de hormigas en la Tierra, que es de aproximadamente 20 cuatrillones; por lo tanto, al comparar la biomasa total de los seres humanos con la de las hormigas, se estima que las hormigas representan hasta una quinta parte de nuestra biomasa.

 

En México, se han registrado más de 9800 especies de hormigas. «Hace algunos años se calculaba que podía haber 20 mil especies. Ahora, las estimaciones son de 30 mil, lo que significa que aún nos faltan muchas por conocer».

 

En el estado de Querétaro existe un listado entre 50 especies, una cifra menor a las que se han reportado en otras entidades. A pesar de ello, se han identificado hormigas cosechadoras, Pogonomyrmex Barbatus, Atta mexicana (cortadora de hojas) y la hormiga Liometopun apiculatum (escamoles). Además, hay especies que han sido introducidas como la Paratrechina longicornis, entre otras.

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