8 de mayo de 2025
Mextli Moreno
En 2023, México registró 97 millones de usuarios de Internet, según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH), elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). De ellos, nueve de cada diez correspondían al grupo de 18 a 24 años, revelando una generación hiperconectada; sin embargo, mientras la comunicación y las redes sociales dominan como principales motivos de uso, el consumo de información escrita como periódicos, revistas o libros ha disminuido en los últimos años: de 39.9 % en 2022 a 36.8 % en 2023, según el Inegi.
En un panorama en el que disminuye el interés por la lectura tradicional y abundan los contenidos virales, la alfabetización digital emerge como una herramienta esencial para discernir entre el conocimiento científico y la desinformación, pero ¿qué implica estar alfabetizado digitalmente?
La Dra. Ileana Cruz Sánchez, investigadora del Centro Interdisciplinario de Investigación y Docencia en Educación Técnica (CIIDET) y actualmente integrante del Seminario de Alfabetizaciones Digitales Críticas, explica que «este concepto nació en los años 60 con el objetivo de analizar la forma en qué son utilizados los medios, el papel de los usuarios y los contenidos que se consumen, así como la enseñanza de herramientas informacionales».
Inicialmente impulsado por la BBC de Londres, el concepto llegó a Latinoamérica, donde fue conceptualizado como una habilidad instrumental, para saber cómo utilizar la computadora y los dispositivos móviles. Con el tiempo, los enfoques teóricos se han reformulado y ahora abarca el acceso, uso y apropiación de los dispositivos, es decir, desde las condiciones socioeconómicas de los usuarios hasta la facilidad con la que puedan utilizar los dispositivos.
Con la llegada de la web 2.0, los usuarios dejaron de ser únicamente consumidores para ahora convertirse también en creadores (prosumidores), es decir, adquirieron la facultad para utilizar las herramientas para compartir y difundir sus ideas.
Según la Dra. Cruz Sánchez, «la alfabetización digital se logra cuando una persona no sólo usa una herramienta, sino cuando sabe utilizarla para comunicar y crear mensajes»; sin embargo, con la llegada de nuevas tecnologías y dispositivos, se complica definir un estándar único de alfabetización.
A la vez que va creciendo el desarrollo de nuevas tecnologías y herramientas que pueden utilizar los usuarios, surgen nuevas posibilidades, sobre todo desde el sector académico y de la divulgación científica.
Miembro de la Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación, considera que, con el cambio de los medios, se han transformado las formas de consumir contenidos; anteriormente, se veía la televisión abierta o el cable y, ahora, estos contenidos se pueden consumir en redes sociales.
«Ahora, muy pocas personas, si tienen acceso al streaming, ven televisión abierta. Necesitamos cambiar y, en ese sentido, toda la posibilidad que nos dan las herramientas digitales de crear contenido nos permite difundir mucho conocimiento científico, hacer divulgación de la ciencia».
Cada vez hay más esfuerzos individuales de usuarios en las redes sociodigitales que se dedican a la divulgación científica, quienes utilizan las nuevas herramientas para crear contenido y difundir el conocimiento. Hoy, plataformas como Tiktok, con su formato breve y audiovisual, «se han convertido en una herramienta para compartir conocimiento variado, a través de un nuevo lenguaje mediático».
A pesar del uso de estos nuevos lenguajes audiovisuales y herramientas, remarcó la investigadora, «será fundamental el triangular la información, es decir, conocer quién es la fuente, la entidad que emite la información, así como apostarle a la inteligencia colectiva -como Wikipedia, que se ha gestado como una comunidad cuya finalidad es verificar la información-».
De acuerdo con la especialista en tecnologías de la información para el aprendizaje, «quienes se dedican a la investigación académica, deben recordar la importancia de divulgar su trabajo en otro tipo de poblaciones que no sea únicamente la académica; de igual forma, los padres de familia y el sector educativo deben trabajar en conjunto para crear herramientas que permitan a las infancias interesarse por dichos temas».
Es necesario que exista un mayor diálogo de las entidades de gobierno con las universidades sobre las investigaciones que se llevan a cabo; al tiempo, que las televisoras y radiodifusoras locales den a conocer dicha información y que los prosumidores potencien el interés en la divulgación científica.
Candidata al Sistema Nacional de Investigadores, la Dra. Ileana Cruz Sánchez reconoció el papel de las universidades en la difusión científica, destacando el trabajo de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad de Guadalajara y la Universidad Autónoma de Querétaro, a través de la radio y televisión universitaria.