12 de junio de 2025
Mextli Moreno
Especialistas de diversas disciplinas presentaron, el 5 de junio pasado, un diagnóstico sobre la situación hídrica del estado de Querétaro, así como los principales mitos entorno a ésta. Bajo el título Mitos y realidades sobre el manejo del agua, expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) se dieron cita en las instalaciones del campus Juriquilla de la UNAM para conversar al respecto.
Para abrir el foro, el Dr. Gilles Pierre Rene Levresse, investigador del Instituto de Geociencias de la UNAM, señaló que el agua es un recurso cuya cantidad no ha cambiado a lo largo del tiempo, lo que ha incrementado es la cantidad de consumidores. Por ejemplo, precisó que el estado de Querétaro tuvo un crecimiento demográfico de 100 % en los últimos 20 años. «El recurso natural es el mismo, el acuífero no es más grande, la demanda es la que crece».
Ante las condiciones de los ríos, el Dr. Enrique Arturo Cantoral Uriza, profesor investigador de la Unidad Multidisciplinaria de Docencia e Investigación de la Facultad de Ciencias en la UNAM, detalló que los seres humanos somos responsables de su contaminación y, por lo tanto, de la alteración de las algas, que son fundamentales para la fotosíntesis y la oxigenación de la atmósfera.
A partir de su estudio sobre el Río Querétaro, desde su origen en Santa María de los Baños hasta la intersección con Paseo 5 de febrero, explicó que «los grupos algales disminuyen en relación con su cercanía a las ciudades, que es en donde se vuelven más tolerantes a la contaminación e, incluso, pueden tener un florecimiento».
Recordó que en octubre de 2013 hubo una mortandad masiva de peces en la Presa Santa Catarina, debido a un crecimiento excesivo de algas. Desde entonces, han sido documentado florecimientos algales; organismos que producen moléculas conocidas como cianotoxinas, que afectan el sistema nervioso central de los vertebrados, provocando su muerte por asfixia. Éstas también reducen el oxígeno en el agua, haciendo inviable la vida acuática.
Con el estudio, también se identificó al parque industrial -ubicado junto al cuerpo de agua- como el principal responsable de verter aguas semitratadas o sin tratar al efluente, lo cual favoreció el crecimiento de cianobacterias y, por ende, la muerte de peces. «El desague que tiene la zona industrial entra día y noche, los 365 días del año, al norte de la Presa Santa Catarina».
Ante este panorama, el Dr. Cantoral Uriza recalcó que somos responsables de la alteración del equilibrio ecológico de las algas y destacó la importancia de monitorear continuamente las condiciones fisicoquímicas del agua, observar los florecimientos y los indicadores biológicos, tratar adecuadamente las aguas residuales y captar la mayor cantidad posible de agua de lluvia en las zonas urbanas en crecimiento.
Entender cómo y cuándo llueve también es clave para tomar decisiones oportunas en torno al agua. Así, el coordinador de la Licenciatura Ciencias de la Tierra en la Escuela Nacional de Estudios Superiores Juriquilla de la UNAM, Dr. Adolfo Vicente Magaldi Hermosillo, señaló que han llevado a cabo estudios para contar con pronósticos de lluvias.
A través del radar de la Comisión Estatal de Aguas (CEA) y el satélite GOES-16 (Geostationary Operational Enviromental Satellite-16), se comparan los datos para conocer las precipitaciones en el estado de Querétaro. Con ello, fue posible obtener los ciclos diurnos de la lluvia: «la atmosfera se carga de humedad alrededor de las 8:00 h y tiene un máximo entre las 12:00 h y 13:00 h. La precipitación ocurre después de que la atmosfera está cargada de humedad, alrededor de las 12:00 h y 13:00 h, y su máximo a las 17:00 h».
Gracias a esta tecnología, explicó que es posible obtener una huella digital de la lluvia en Querétaro, lo que permite conocer, hasta una hora y media antes, la cantidad de lluvia que se puede registrar en cada precipitación.
«No sólo podemos saber antes de que llueva, en dónde va a llover; con datos del radar, podemos -al extrapolarlos- saber hacia dónde va esa precipitación”. Con estas técnicas, es posible generar pronósticos de lluvia instantáneamente.
Con base en los análisis recientes, indicó que las lluvias registradas en el estado han superado la media histórica. Estas precipitaciones han sido provocadas por la interacción entre frentes fríos y frentes cálidos.
A largo plazo, advirtió que la tendencia para los próximos 80 años en Querétaro apunta hacia una disminución de la precipitación y un incremento en la variabilidad climática: «habrá menos lluvias y mayor incertidumbre en sus patrones».
Otra señal de alarma está bajo tierra. El secretario académico del Instituto de Geociencias de la UNAM, Dr. Jaime Carrera Hernández, alertó que la extracción del agua tiene diversos impactos, entre ellos, la disminución del nivel piezométrico de los pozos, es decir, la altura que alcanza el agua dentro de un tubo conectado a un acuífero.
En el estado de Querétaro, detalló que este nivel ha disminuido casi 100 m desde 1970 hasta 2010; es decir, si, en 1970, una persona tenía un pozo a 50 m de profundidad del que podía sacar agua, en 2010, tuvo que perforar 150 m para extraerla.
Esto tiene diversos impactos, ya que mientras más profunda es la extracción del agua, mayor es su tiempo de residencia en el subsuelo y, por lo tanto, su concentración de minerales. Por lo anterior, concluyó que se deben desarrollar planes integrales para el manejo de agua, por ejemplo, la protección las zonas de recarga.
Para mitigar las inundaciones, la presidenta del 3° Consejo Directivo de la Asociación Mexicana de Hidráulica y docente de la Facultad de Química de la UAQ, M. en C. María Alejandrina Montes León, explicó que la principal infraestructura con que se cuenta es el drenaje pluvial, sin embargo, éste se ha visto rebasado en los últimos años en Querétaro.
En la década de los 80, la infraestructura del estado de Querétaro fue diseñada con un periodo de retorno estimado de entre cinco y 10 años. «Aunque estas obras siguen en funcionamiento, actualmente están rebasadas, ya que su capacidad de conducción se ha visto afectada por las modificaciones en las zonas urbanas».
Recordó la inundación registrada en la zona metropolitana de Querétaro en 2017, específicamente en las inmediaciones del centro comercial Antea, se debió a que la infraestructura fue inadecuadamente diseñada para esa área, la cual además es una zona de regulación natural, es decir, un sitio que de manera natural acumula agua.
En cuanto a si se puede evitar o mitigar este tipo de fenómenos, apuntó que se debe contar con mapeos actualizados de los polígonos de inundación, además de hacer una reingeniería en la infraestructura existente, la cual ha quedado obsoleta frente a las nuevas condiciones climáticas y urbanas.
Por último, el Dr. Raúl F. Pineda López, investigador de la Facultad de Ciencias Naturales de la UAQ, concluyó que «el agua es un recurso que estamos perdiendo y, por ende, se requiere de todos para resolver los problemas hídricos del estado, es decir, se necesita un trabajo en conjunto entre academia, empresas, organizaciones y sociedad civil organizada».